Kees van Twist, director del Groninger Museum de Amsterdam, y José Miquel Biscaya, comisario del mismo, se reunieron ayer con Elena Ruiz, directora del Museu d'Art Contemporani d'Eivissa (MACE), en la iglesia de L'Hospitalet, lugar donde se inaugurará el 8 de septiembre la exposición Vamos a Ibiza. 50 años de artistas neerlandeses en Ibiza. Los organizadores pasaron el fin de semana en Eivissa para estudiar el lugar donde se ubicará la muestra. A la inauguración asistirá la presidenta del Consejo de Cultura de los Países Bajos, Els Swaab, además de los representantes del MACE, el Ayuntamiento y el Consell.
Por cuestiones de espacio, se trasladará a la isla tan sólo una parte de la colección, que se encuentra actualmente expuesta en la casa Arti et Amicitiae, donde ha tenido una muy buena acogida por parte del público neerlandés. Según van Twist, durante los primeros días de exposición hubo un promedio de unas 50.000 visitas diarias, lo que ha supuesto todo un éxito para la organización. A pesar de ser sólo una parte de la colección, se trasladarán a Eivissa más de una cincuentena de obras, incluyendo ejemplos de todas las disciplinas artísticas que componen la exposición.
«No se trata sólo de una muestra artística», afirmó el director del Groninger. «Vamos a Ibiza es una visión global de 50 años de producción artística neerlandesa en la isla de Eivissa», añadió. Ésta es la mentalidad de la colección, una puesta en común de los primeros representantes de la escuela holandesa en Eivissa, llegados en los años cincuenta, hasta los más modernos artistas que han combinado su arte con la cultura de club. «Las maneras de crear de cada uno de ellos son muy diferentes entre sí», explica van Twist, «pero les une una misma actitud hacia el arte y una fascinación común por Eivissa y Formentera».
Los orígenes del arte holandés hecho en las Pitiüses tiene su origen después de la Segunda Guerra Mundial. Ante las miserias de la postguerra, muchos creativos liberales neerlandeses se sentían oprimidos en su país y tenían la necesidad de escapar a lugares alejados y exóticos. Eivissa y Formentera eran en aquellos momentos islas recónditas y se convirtieron en el refugio ideal para los artistas que quisieran dar rienda suelta a su creatividad alejados de las presiones de la ciudad. A partir de los testimonios de los primeros viajeros no tardó en consolidarse el mito de Eivissa, que se convirtió rápidamente en una especie de meca artística para los holandeses.
Vamos a Ibiza pretende dar a conocer en Holanda la cara oculta de la isla, según van Twist, de «ir más allá de los tópicos y las ideas preconcebidas» y mostrar, desde el punto de vista de los artistas, una visión de ella que sólo quien ha vivido en ella puede ofrecer. «Uno de los objetivos de la exposición es el de destruir clichés sobre Eivissa», añade el director de la institución, «mostrar la faceta espiritual de la isla que tantas obras de arte ha inspirado».
Jan Cremer será uno de los artistas destacados de la muestra. Conocedor de la isla antes y después del boom turístico, Cremer escribió su autobiografía, Yo, Jan Cremer (1964), inspirado por sus viajes y estancias en Eivissa y fue uno de los pioneros del grupo de artistas. En Vamos a Ibiza podrán apreciarse ejemplos tanto de su obra artística como literaria. En el lado opuesto se encuentra Micha Klein, representante de la rama más innovadora y moderna de la exposición. Videojockey y artista gráfico, Klein ha explorado los límites del arte y combinado gran variedad de disciplinas en obras mixtas que incluyen vídeo, música, fotografía o arte digital. Sus obras estarán expuestas en la iglesia de L'Hospitalet junto a la de otros como Elena Beelaerts, Ivo Hendriks o Danielle Kwaaitaal.