Pam Spitz cuelga en la Sala Municipal de Exposiciones del Ajuntament Vell la primera muestra fotográfica que hace en Formentera, isla a la que está muy vinculada ya que vivió en ella entre los 11 y los 16 años y a la que ha seguido regresando de forma continuada. Spitz comenzó con la fotografía en 2000 «y desde entonces siempre que he vuelto a la isla he retratado a los personajes que he conocido», y porque en 1986, a raíz de la catástrofe nuclear de Chernobyl, que hizo que su madre y sus dos hermanas se instalaran en la isla, «era muy normal que retratara a mis amigos y a los amigos de mi madre», explicó ayer a este periódico.
Sin embargo, Pam Spitz reconoce que el retrato no es más que una faceta artística que desarrolla casi de forma exclusiva en Formentera. Comencé la carrera de fotografía en Berlín, pero en la faceta de fotoperiodista o documentalista, no de retratista. Trabajo por encargo o en cuestiones que me interesan particularmente», señaló la reconocida colaboradora de la edición alemana de Vanity Fair, que ha publicado numerosos trabajos en el El País, especialmente en los suplementos.
Testimonios
Pam Spitz es consciente de que su trabajo formenterés es un reportaje que nunca se acabará, un documento de las personas que ha conocido en la isla; y que comenzó en 2000 con un autorretrato, que en realidad está hecho por García-Àlix, con quien trabajó largo tiempo como asistente y que hizo la foto que ella quería hacerse, de la misma manera que muchas de las fotos de García-Àlix (los autorretratos) son obra de la propia Spitz.
«Este es un trabajo que durará toda mi vida porque en las imágenes se ven personas que ya no están aquí, pero son importantes; y otras con las que ni siquiera hablé, fuera del 'hola' y del 'adiós', pero que en el momento adecuado y con su consentimiento, retraté», explicó.
Que la mayoría de los retratos sean de extranjeros, «es una casualidad». «Tiene que ver con los círculos en los que me moví cuando llegué; aunque en los últimos años estoy trabajando más con la gente de la isla. Además, cuando miro las fotos veo que son en su mayoría extranjeros y de edad. No he dedicado mucho espacio a los jóvenes, pero lo estoy corrigiendo», precisó la fotógrafa, cuyas hermanas aparecen en varios de los trabajos. Así, ayer mismo tomó a Deborah una instantánea, la hermana con la que aparece en el cartel de la muestra, montadas en viejos ciclomotores.