El tumulto en los alrededores del Teatro Pereyra se generó hace algunas semanas, cuando los camiones comenzaban a llegar y la colocación de las vallas de protección en algunas zonas del perímetro del edificio auguraban el inminente inicio de las obras de rehabilitación del inmueble, un edificio declarado Bien de Interés Cultural en el año 2000 y que data, tal y como consta en su fachada principal, del año 1898.
«Hasta ahora, lo que hemos hecho es el arranque de los elementos ligeros y la demolición de los tabiques interiores», explicaba Omar Gómez, jefe de obra, mientras señalaba el espacio diáfano de la nave central, que actualmente ocupa un espacio de aproximadamente 500 metros cuadrados. «Ahora vamos a proceder a ejecutar la cimentación de esta zona mediante un sistema de micropilotes», aseguraba. Este sistema ha sido elegido por el terreno situado bajo el edificio, que está compuesto por una capa de fangos de unos siete metros y que permite hundir los cimientos hasta la capa de roca.
Tras esta primera fase de consolidación del edificio, los técnicos procederán a ejecutar encepados sobre los que se sustentarán los pilares metálicos nuevos. «En una rehabilitación es complicado determinar la duración de las obras porque pueden pasar muchas cosas», apuntaba Gómez, que añadía: «Si no hubiera ninguna parada, que sí que la habrá durante los meses de verano, serían un mínimo de doce meses de obras ininterrumpidas»
Sin embargo, lo normal es que durante una rehabilitación haya varias paradas, ya que, tal y como asegura el propio Omar Gómez: «A medida que vas avanzando, vas conociendo la obra».
Futuro
En estos momentos, el equipo de la obra está redactando el proyecto de la segunda fase de la obra, que tiene un carácter más arquitectónico que esta primera intervención, tanto en el interior como en el perímetro del edificio.
En el suelo actual hay marcadas unas líneas blancas que indican la curvatura de la recordada ‘bombonera' del teatro. Todos los elementos de barandillas, un reloj antiguo, telones y pilares de madera han sido retirados y actualmente se encuentran en un almacén de la familia Matutes, propietarios del edificio.
«Estamos reproduciendo exactamente la misma curva que tenía el teatro original y se construirá un nuevo anfiteatro, que en realidad serán dos, con las barandillas originales y los pilares ornamentales nuevos».
El portavoz de la familia propietaria del Teatro Pereyra, Pedro Matutes, hizo hincapié en que será una obra larga pero es consciente de la impaciencia que existe por recuperar este espacio cuanto antes. Aún así, insistió en que las obras se encuentran en una fase inicial y que es necesario «ir paso a paso».
Esperando los recuerdos
«Mucha gente que pasa por la calle y ve que han comenzado las obras no puede evitar asomarse y preguntar», aseguraba ayer Alejandro Villegas, gerente de Ferriovial en Eivissa. Él mismo añadía que: «Se nota que la gente está muy pendiente de las obras». Omar Gómez constata que la curiosidad entre la sociedad es evidente. «Nos esforzamos mucho por mantener las vallas cerradas, ya que la gente nos pide permiso para entrar y, de momento, no es posible», afirma Gómez.
Bajo el escenario existe un sótano que habrá que excavar y sobre el que tendrá que realizarse un estudio arqueológico con el fin de descartar la aparición de restos que retrasarían las obras.