Corría el año 1900 cuando el monje ibicenco Fulgenci Torres Mayans, un carlino convencido y natural del barrio de la Marina, partió desde Palma hacia Australia Occidental, donde se hizo cargo de la parroquia de Nueva Norcia. Una travesía vital que acabó con su vida de forma prematura, catorce años después de haber abandonado su tierra, debido a un problema estomacal. El libro Diaris d'un Abat-Bisbe d'Austràlia, publicado por la Abadía de Montserrat, recoge esta experiencia desde el punto de vista más personal que otorga un diario íntimo.
Sus vivencias están escritas en un castellano bastante pobre, en el que se mezclan términos del italiano, el latín y el inglés, algo que sorprende a todos, ya que según dicen sus familiares, su conocimiento de la lengua británica era escaso.
Estos documentos permanecían en el archivo de la diócesis de Nueva Norcia y fueron reclamados por la Abadía de Montserrat. Tras ser escaneados, un grupo de especialistas se dedicó a transcribir, de la manera más fiel posible, las vivencias del obispo. El libro también incluye la correspondencia que el religioso mantenía con su familia ibicenca.
En el libro se intercalan entradas extensas con otras más breves, de apenas una línea en la transcripción de esta edición. Con un orden riguroso, algunas de las entradas también contienen dibujos realizados a mano por el propio Torres.
Estos diarios reflejan la curiosidad y la naturaleza tenaz, austera y emprendedora de su autor, algo que le llevó a explorar no sólo Australia, sino otros países asiáticos en profundidad, algo que le convierte en un auténtico pionero. Pese a que su fe le llevó lejos de Eivissa nunca perdió el vínculo con su tierra natal.
Según el monje Josep Massot i Muntaner: «Este género, el memorialístico ha cobrado una enorme vigencia en los últimos años en forma de biografías, dietarios y diarios».
Un valioso documento histórico
Según los editores, «se trata de unos escritos memorialísticos de primera categoría y de un interés enorme para el conocimiento de muchos aspectos de la Australia de comienzos del siglo XX y de la vida eclesiástica de la misma época». A través de la obra, el lector puede hacerse una idea de cómo funcionaba la iglesia, no sólo en ese lugar tan remoto sino también en España y en Roma. Asimismo, refleja de una manera muy próxima la personalidad del religioso ibicenco.