El presidente de la Sociedad General de Autores, Antón Reixa, ha sido destituido al frente de la entidad tras perder la votación que decidía sobre su continuidad durante la Junta directiva celebrada este martes, según han informado fuentes de la SGAE.
El gallego Antón Reixa, que preside la entidad desde el 8 de mayo de 2012, no ha logrado en este tiempo renovar la imagen de la SGAE, ni llevar unidad a una entidad profundamente dividida y que se adentra en una situación de ingobernabilidad.
En la votación, Reixa ha recibido 25 votos en contra, 12 a favor y 1 abstención.
Miguel Hermoso es el sustituto interinamente, ya que es el vicepresidente de mayor edad. Ahora, la SGAE convocará a la Junta Directiva para elegir nuevo presidente o para convocar nuevas elecciones.
El nuevo presidente se elegiría entre los 39 miembros de la Junta Directiva, distribuidos en el Colegio de Gran Derecho (6 miembros), Colegio de Pequeño Derecho (16 miembros), Colegio Audiovisual (9 miembros) y Colegio de Editores Musicales (8 miembros).
El pasado 20 de junio se celebró la Asamblea General de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), en la que 1.148 socios votaron las cuentas de la entidad resultantes de la gestión del último año y también se hizo una valoración del primer año del presidente Antón Reixa al frente de la institución.
El resultado fue que el 56,13 por ciento de los socios de dicha entidad aprobaron la gestión del pasado ejercicio. Sin embargo, a pesar de este aprobado, Reixa no ha sido capaz de pacificar una entidad tradicionalmente convulsa.
Reixa se hizo cargo de la entidad después de ganar unas elecciones tras la dimisión de Teddy Bautista, quien dirigió la sociedad entre 1995 y 2011 y que fue detenido por presunto desvío de fondos, encontrándose en estos momentos a la espera de juicio por esta causa.
Pero siempre se ha encontrado con oposición. Uno de los tres vicepresidentes de la SGAE, José Miguel Fernández Sastrón, que luchó contra Reixa para llegar a Presidencia, ha manifestado en numerosas ocasiones su rechazo hacia la gestión del presidente, acusándole de estar más pendiente de querer quedar bien que de hacer las cosas de forma correcta. Además, considera que ha sido un negociador «débil» frente al Gobierno y que no ha dado la cara por los intereses de los socios.