El índice tecnológico norteamericano Nasdaq fue líder de las bolsas mundiales en el año de la COVID. El distanciamiento social que favoreció el teletrabajo y el comercio electrónico y los confinamientos que impulsaron a plataformas de televisión online fueron algunos de los causantes de un excelente año bursátil.
Aun valorando este tipo de compañías como fruto de nuevos hábitos de consumo duradero, sí hay cierta moda en el mercado, o al menos en alguna de las compañías que forman parte del índice tecnológico.
Numéricamente no tiene mucha influencia las inversiones de pequeños inversores, pero en el último año muchos de ellos se están vanagloriando de sus resultados en las empresas tecnológicas ya sea Facebook, Amazon o, especialmente, Tesla.
Más que el impacto que tienen sobre la cotización es preocupante que familias tengan sus ahorros en un sector tan volátil y arriesgado como éste, sin diversificar porque confíen ciegamente en marcas prestigiosas que, especialmente los jóvenes, usan casi 24 horas al día o porque el directivo de alguna de ellas, como Elon Musk, cuelgue tuits más o menos incendiarios que gusten a este sector de la población.
Precisamente, las subidas desorbitadas son el argumento de los analistas más pesimistas en cuanto a las tecnológicas americanas: partiendo de la base que son empresas con mucho recorrido y con mucha aceptación en la sociedad, es posible que no se justifiquen las cotizaciones que tienen en la actualidad.
Al analizar empresas y tomar decisiones de compra y venta, siempre hay que comparar precio y valor. Aunque una empresa gane mucho dinero en el futuro es posible que esté cara si la cotización ha descontado un exceso de ganancias.
El factor que parece haber desestabilizado al Nasdaq, a pesar de los buenos resultados empresariales que se están presentado recientemente, es la incipiente subida de intereses en Estados Unidos. Es posible que un inversor sin muchos conocimientos no vea relación entre tipos de interés y la cotización de Tesla, pero la hay.
Para calcular el valor objetivo de una compañía, el método más utilizado es descontar los flujos de caja futuros. Dicho de otra forma, una empresa vale la caja que pueda generar en un tiempo determinado. Las estimaciones de los próximos años se tienen que descontar (buscar la equivalencia) a día de hoy a un tipo de interés libre de riesgo: si éste sube la valoración baja.
Mientras que hay sectores a los que les van bien las subidas de tipos, por ejemplo los bancos, o a otras les afecta menos, las tecnológicas, cuyos beneficios a largo plazo representan una parte importante de la valoración, se ven castigadas.
La cuestión es saber si la caída de estos días es una simple recogida de beneficios, aprovechando el tema de los tipos de interés, o bien es un cambio de tendencia.
Para ver un cambio de tendencia es necesario que se pierdan soportes muy claves: en el caso del Nasdaq ya ha perdido uno importante en 13.000 y ahora le queda el de 12.245.
En caso de consolidar por debajo de este nivel, el siguiente ya estaría en 11.000 puntos, pero si lo aguanta, esta bajada podría quedar en un bache para retomar la gran tendencia alcista.