La Cámara de Representantes aprobó ayer la reforma del sistema sanitario en EEUU, que representa un triunfo histórico del presidente Barack Obama y de la mayoría demócrata en el Congreso.
Los congresistas aprobaron por 219 votos a favor -tres más de los necesarios- y 212 en contra el proyecto de ley que ya había recibido el visto bueno del Senado.
La medida, un objetivo que había eludido a numerosos presidentes desde hace un siglo, sólo requiere ya la firma de Obama para convertirse en ley, algo que la Casa Blanca ha indicado que no ocurrirá hasta mañana por lo menos.
Media hora más tarde, los congresistas aprobaron la segunda parte de la reforma, un proyecto de ley que introduce una serie de enmiendas a la reforma para hacerla más del gusto de la Cámara Baja.
Senado
Esta segunda parte pasa ahora al Senado, que tiene previsto verla esta semana y podría votarla el viernes o el sábado, sin que en principio se prevean obstáculos insalvables para su aprobación.
Ninguno de los 178 congresistas republicanos votó a favor de la medida. Más de treinta demócratas se sumaron a su 'no'.
«La medida ha quedado aprobada», anunció una exultante presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, mientras los congresistas demócratas prorrumpían en aplausos.
En la Sala Roosevelt de la Casa Blanca, Obama, que había seguido la votación acompañado de unos cuarenta funcionarios, comenzó a aplaudir mientras su jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, se abrazaba al asesor político presidencial David Axelrod.
En una declaración en la Sala Este de la Casa Blanca, el presidente estadounidense aseguró que el voto «responde a los sueños de muchos».
Hoy, agregó, «nos elevamos por encima de la política... y demostramos que somos capaces de hacer grandes cosas», indicó el presidente estadounidense.
La reforma sanitaria de EEUU, «un triunfo del pueblo y del sentido común»
Macarena Vidal |