La filtración ayer de cerca de 90.000 informes militares estadounidenses clasificados en Afganistán revela, entre otras cosas, operaciones encubiertas o muertes de civiles de las que nunca se informó públicamente.
La página web Wikileaks ha obtenido más de 90.000 documentos secretos referentes a las acciones del Ejército estadounidense durante la guerra en Afganistán, y que detallan, entre otros aspectos, las profundas sospechas de los militares norteamericanos sobre la presunta colaboración de los servicios de Inteligencia paquistaníes con la insurgencia talibán, así como detalles sobre las operaciones de combate nunca revelados hasta el momento.
Según revelan los documentos lo funcionarios de Estados Unidos en Afganistán sospecharon que Pakistán apoyaba secretamente a los talibanes mientras recibía asistencia estadounidense y dinero para combatirlos.
Varios informes de la Inteligencia estadounidense acusan al Servicio de Inteligencia Paquistaní (ISI) de «armar, financiar y entrenar a la insurgencia talibán desde 2004».
En un comunicado, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el general James Jones, indicó que las filtraciones «ponen en peligro las vidas de los estadounidenses y de nuestros socios».
Soldados en peligro
Jones también subrayó que los documentos filtrados abarcan el periodo entre enero de 2004 y diciembre de 2009, la mayor parte durante el mandato del presidente George W. Bush.
Por su parte, un portavoz del Pentágono calificó las filtraciones como un 'acto criminal', que pone en peligro a las fuerzas de los distintos países que participan en las operaciones militares en Afganistán.
Los informes, en términos generales, describen a una insurgencia «resistente y astuta» que está desangrando a las fuerzas estadounidenses a través de una guerra de desgaste, según las conclusiones preliminares de los numerosos periodistas del diario estadounidense encargados de analizar los documentos. Los talibán eligen cuándo, cómo y dónde luchar, usando técnicas de sabotaje y engaño, así como tácticas de manipulación psicológica sobre los oficiales y los civiles afganos, bien a través de amenazas, carisma, violencia, dinero, fervor religioso o llamamientos populistas.
Queda por contrastar el número de bajas civiles detallado en los documentos por «conducta inapropiada» de los soldados: casi 200 civiles podrían haber muerto y otros 174 habrían resultado heridos a manos de las tropas de la coalición al ser confundidos con terroristas suicidas.