El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, afirmó hoy que la Unión Europea (UE) «sueña» si considera que puede normalizar las relaciones con la isla caribeña sin eliminar la llamada «posición común».
«Se dice que la llamada posición común quedó superada. Ya veremos, los hechos dirán, pero la UE sueña si cree que podrá normalizar las relaciones con Cuba existiendo la llamada posición común», dijo Rodríguez en una intervención en la Asamblea General de la ONU, que renovó hoy su condena al embargo estadounidense contra la isla.
En una réplica a críticas a la situación de los derechos humanos en la isla formuladas en el debate por un representante europeo, Rodríguez instó a la UE a ocuparse de sus políticas de emigración, la deportación de minorías, así como de la respuesta policial a las manifestaciones contra la crisis, entre otras cosas.
«No le reconocemos autoridad moral ni política alguna para criticar en materia de derechos humanos», afirmó el canciller cubano.
Rodríguez criticó también la reciente decisión del Parlamento Europeo (PE) de conceder el premio Sájarov a la libertad de conciencia al disidente cubano Guillermo Fariñas.
«Con toda desvergüenza, y de manera infame, se dedica a premiar a agentes pagados por el gobierno de Estados Unidos en Cuba», afirmó.
Las palabras del responsable de exteriores cubano son la primera reacción de La Habana a la decisión adoptada el lunes por la UE de establecer contactos políticos con Cuba y comenzar a explorar vías para un nuevo acercamiento a La Habana, lo que supera, aunque no revoca por ahora, la «posición común».
Los ministros de Exteriores de los Veintisiete encargaron a la Alta Representante, Catherine Ashton, que establezca contactos políticos con Cuba a fin de explorar posibles formas de avanzar en una relación bilateral.
El acuerdo fue apoyado por un grupo de países que, encabezados por España, lo consideran un reconocimiento a los cambios de los últimos meses en Cuba -como la liberación de 42 presos políticos y el anuncio de algunas reformas económicas-, frente a los socios más escépticos, que creen que esas medidas de La Habana no son aún suficientes.