Los países de la Unión Europea (UE) han acordado hoy poner en práctica un embargo de las importaciones de productos petroleros procedentes de Irán, informaron fuentes diplomáticas.
El pacto, cerrado por los embajadores comunitarios, será rubricado hoy por los ministros de Asuntos Exteriores.
Según el acuerdo, se prohibirá de forma inmediata la firma de nuevos convenios petroleros, mientras que habrá un periodo de transición para poner fin a los ya existentes que se extenderá hasta el próximo 1 de julio, según esas mismas fuentes.
Los Veintisiete habrían convencido así a Grecia, el país más reticente, a proceder con el embargo, que busca cortar posibles vías de financiación al programa nuclear iraní y aumentar la presión sobre Teherán para que acceda a negociar sobre el mismo con la comunidad internacional.
Grecia, que compra a Irán crudo en condiciones muy ventajosas, temía que la medida supusiese un nuevo golpe a su maltrecha economía.
Para obtener su luz verde, el resto de países han dado a Atenas garantías políticas de que Bruselas negociará con otros países proveedores para mantener su suministro, según fuentes diplomáticas.
Además, han accedido a revisar el embargo antes del próximo 1 de mayo, aunque para modificar la medida sería necesaria la unanimidad, por lo que resulta prácticamente imposible.
Los otros dos países europeos que se verán más afectados por el embargo serán España e Italia, pues tienen al estado persa entre sus principales suministradores de petróleo.
Según el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, España hará un «sacrificio importante» con el veto al crudo iraní.
«Entendemos que la seguridad de la zona es prioritaria y, por tanto, estamos dispuestos a hacer este sacrificio para conseguir la unanimidad en Europa», explicó hoy García-Margallo a su llegada a la reunión con sus homólogos europeos.
Irán ha venido amenazando en las últimas semanas con represalias si Europa procedía finalmente al embargo, entre ellas, un posible cierre a los petroleros del estrecho de Ormuz, por donde transita una parte fundamental del suministro de crudo mundial.
Hoy, el ministro de Asuntos Exteriores sueco, Carl Bildt, aseguró que esa opción sería «profundamente contraproducente» y perjudicaría más al propio Irán que a la Unión Europea.
El británico William Hague, por su parte, declaró que un bloqueo de la salida del golfo Pérsico sería «ilegal» e «infructuoso».
En paralelo, los Veintisiete aumentarán hoy las sanciones financieras a Teherán, congelando los activos del Banco Central iraní y, posiblemente, de alguna otra institución financiera y prohibiendo las transacciones con ellos.
Según el acuerdo de principio cerrado la pasada semana, no se prevé un bloqueo completo al Banco Central, pues se incluye una provisión para permitir que «el comercio legítimo» continúe y para que la deuda iraní pendiente pueda ser pagada a los países europeos.
Además, se aprobarán restricciones a la compra de oro y metales preciosos procedentes de Irán, según fuentes diplomáticas.
Europa busca, con todas estas medidas, presionar a Irán para que acceda a una solución negociada sobre su polémico programa nuclear.
La jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton, subrayó que la intención es que así Irán «tome en serio» las peticiones de volver a la mesa de negociaciones.
«Creo que muy pocos creen que las sanciones por sí solas son la solución, son parte de la respuesta. (...) El instrumento más importante es el diplomático», explicó Bildt.
Hague, por su parte, defendió el carácter «legítimo y pacífico» del paquete de sanciones «sin precedentes» al que procederá Europa.
El ministro francés, Alain Juppé, aseguró que el movimiento es muestra de «determinación ante un país que se niega a participar en el proceso de diálogo que le hemos planteado en numerosas ocasiones y que sigue sobre la mesa».