Un juez de Florida ha rechazado hoy el recurso en el que se le solicitaba que anulara, y ordenara repetir, el juicio en el que el español Pablo Ibar fue condenado a pena de muerte por tres asesinatos cometidos en ese estado de EEUU en 1994.
Sin dirigirse a la sala y en una audiencia muy breve, el juez Jeffrey R. Levenson ha entregado a las partes una resolución en la que explica sus argumentos para rechazar la petición presentada por la defensa del único español condenado a muerte en Estados Unidos.
En declaraciones a Efe, el abogado de Ibar, Benjamin Waxman, ha expresado su «profunda decepción» por la decisión, adoptada después de que el juez hubiera aplazado en tres ocasiones previas esta crucial cita argumentando que necesitaba más tiempo para estudiar los argumentos del abogado.
Waxman anunció, además, que recurrirá la resolución ante el Tribunal Supremo de Florida, una gestión que debe realizar en un plazo de treinta días y cuya respuesta por parte de esa instancia judicial podría tardar «dos o tres» años en emitirse, según explicó el propio abogado.
Ibar, que no acudió a la vista celebrada de Fort Lauderdale, en el norte de Miami, está preso en un penal de Rainford, en Starke (Florida), desde 2000, año en el que fue condenado a la pena capital por un triple asesinato cometido en 1994 en este estado del sur de Estados Unidos.
El condenado, que también tiene la nacionalidad estadounidense, ha mantenido su inocencia desde el primer día que fue identificado como sospechoso del triple crimen, sin que ninguna prueba física le conecte con el asesinato de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y dos mujeres, Sharon Anderson y Marie Rodgers.
Uno de los principales argumentos de la defensa de Ibar era que las imágenes de vídeo captadas por una cámara de seguridad en el momento de los hechos eran «borrosas y de pobre calidad» y no ofrecían fiabilidad para identificar a la persona que aparece, según testificó un experto facial en una audiencia de 2009.
Las piezas del vídeo fueron utilizadas por el Estado como pieza central para solicitar la pena máxima en el juicio en el que Ibar fue representado por un abogado de oficio, Kayo Morgan, quien reconoció posteriormente que su defensa fue muy deficiente y cometió graves errores.
Según Waxman, existe «una probabilidad razonable de que si se hubiese presentado el testimonio de un experto (en el análisis de imágenes), el jurado habría tenido dudas razonables sobre la culpabilidad de Ibar».
Por ello, la defensa del español culpa al abogado de oficio de que, «aun siendo plenamente consciente» de la trascendencia de contar con un experto facial o antropólogo forense, incumplió con las obligaciones de su ejercicio.