El presidente ruso, Vladímir Putin, desempolvó la retórica contra EEUU al defender medidas legales como la controvertida prohibición de adoptar niños rusos por parte de familias norteamericanas.
«Puede ser que sea yo un mal cristiano: cuando te dan una bofetada, hay que poner la otra mejilla. Yo aún no estoy moralmente preparado para ello», afirmó Putin en una multitudinaria rueda de prensa transmitida en directo por la televisión.
Cuatro horas
Putin, que se quedó a pocos minutos de su récord en una rueda de prensa al comparecer durante casi cuatro horas y media ante la prensa, ignoró a la oposición extraparlamentaria y centró casi todas sus críticas en Washington.
En particular, arremetió contra el «Acta Magnitski» recientemente aprobada por el Congreso norteamericano y que incluye una lista negra de los funcionarios rusos implicados en la muerte en prisión preventiva del abogado ruso Serguéi Magnitski (2009), quien pereció tras denunciar la corrupción policial.
«De alguna forma, el Legislativo norteamericano nos enseñó quién es aquí el jefe, para que no nos relajemos. Si no fuera Magnitski, hubieran encontrado otra excusa. Eso es lo que a nosotros nos indigna», aseguró.