Al menos 60 personas fueron ejecutadas en uno de los barrios suníes de la ciudad de Banias, en la costa mediterránea de Siria, de donde han huido cientos de civiles ante el temor a otras operaciones de represalia del régimen.
En los últimos días, Banias ha sido escenario de actos de violencia sin precedentes en los más de dos años de conflicto, que la opositora Coalición Nacional Siria (CNFROS) ha calificado de «operaciones de limpieza étnica».
Las zonas costeras de sirias son el feudo del régimen y están habitadas mayoritariamente por alauíes, la confesión del presidente Bachar al Asad, por lo que en meses anteriores se ha llegado a especular con la creación en ellas de un estado independiente para esta comunidad.
Según los grupos de activistas, decenas de personas, entre ellas mujeres y niños, fueron fusiladas o degolladas entre ayer y hoy en el barrio de Ras al Nabaa por los milicianos progubernamentales conocidos como «shabiha».
Esta zona fue primero sitiada y bombardeada por el ejército. A continuación, irrumpieron los «shabiha», a los que la oposición acusa de las mayores atrocidades cometidas durante el conflicto.
Estos milicianos son alauíes, según apuntó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que documentó el hallazgo de 62 cadáveres y no descartó que aumente la cifra de víctimas debido a que hay muchos desaparecidos.
Por su parte, la Comisión General de la Revolución Siria informó de la muerte de 87 personas, entre ellas 22 mujeres y nueve menores de edad, y los Comités de Coordinación Local de un centenar.
Este grupo explicó que los «shabiha» efectuaron las ejecuciones en las casas y plazas de Ras al Nabaa, quemaron algunos cadáveres y acabaron con familias completas, entre ellas los Yalul, Taha y Al Sabag.
Estos acontecimiento se producen dos días después de que la oposición siria denunciase la muerte de al menos 150 personas en ejecuciones sumarias en la cercana población de Al Baida, de mayoría suní, durante un ataque cometido por las fuerzas leales al régimen.
Antes de que se conociera la magnitud de las operaciones de Banias, cientos de civiles ya comenzaron a huir de los barrios de mayoría suní de la ciudad.
El presidente del Observatorio, Rami Abderrahman, explicó por teléfono a Efe que los civiles se dirigieron a la vecina Tartus, aunque las fuerzas del régimen establecieron puestos de control e impidieron que algunos grupos completasen su desplazamiento.
En la ciudad de Banias hay un equilibrio demográfico entre los suníes y la minoría alauí, a la que pertenecen también los altos cargos del Gobierno y las Fuerzas Armadas, mientras en los suburbios de esa población los alauíes son mayoría.
Para la CNFROS, estos «asesinatos indiscriminados» y desplazamientos forzados son una «operación de limpieza étnica similar a la cometida por las tropas serbias en Bosnia hace dos décadas».
La oposición citó en su comunicado noticias de que las fuerzas del régimen están pidiendo por megáfono a los habitantes de algunas zonas que las abandonen.
«Estas violaciones y masacres se perpetran en zonas que participaron desde el principio en la revolución y que están habitadas por distintas sectas y etnias, lo que demuestra que el régimen procura deportaciones masivas sobre bases sectarias», subraya la nota.
Por ello, pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que considere estos sucesos «crímenes de genocidio», garantice las medidas para cesarlos, y los denuncie ante la Corte Penal Internacional.
En el plano político, el primer ministro interino de la CNFROS, Gasán Hito, prometió hoy unificar las actividades militares de los rebeldes sirios y coordinarlos mediante un Ministerio de Defensa, cuyo responsable deberá ser nombrado próximamente.
Su discurso, grabado en Estambul, parece intentar tender una mano al Ejército Libre de Siria (ELS), que agrupa a la mayor parte de los rebeldes sirios y que se negó a reconocer a Hito, cuando éste fue nombrado en marzo pasado.
«La fragmentación de poderes y dispersión de esfuerzos debido a maniobras políticas constituye una seria amenaza para nuestra noble revolución», dijo el opositor sirio, prometiendo que iba a evitar las disputas internas.
Por su parte, Al Asad apareció hoy en público, por segunda vez esta semana, algo infrecuente, en un acto en la universidad de Damasco de homenaje a las víctimas universitarias.