EEUU adelantó ayer que la reunión en Ginebra entre el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, durará dos días y tendrá el apoyo de sendos equipos de expertos que estudiarán cómo implementar el plan ruso para controlar el arsenal químico de Siria.
Kerry viajó a Ginebra y cree que su reunión con Lavrov «durará probablemente dos días», hoy y mañana, con la posibilidad de que se alargue incluso hasta el sábado, indicó la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki. El jefe de la diplomacia estadounidense planea además reunirse con el mediador internacional para Siria, Lajdar Brahimi, pero no está previsto que ambos mantengan un encuentro a tres bandas junto a Lavrov, y tampoco se espera que Kerry vea a ningún representante del régimen sirio durante su estancia en Ginebra, según Psaki.
«Además, viajaremos con un equipo de expertos que se reunirá con el equipo de expertos» ruso, anunció Psaki. «Nuestro objetivo es escuchar las modalidades de las ideas que han presentado los rusos y evaluar si cumplen nuestro requisito de la prohibición total de las armas químicas de (Bachar) Al Asad», agregó.
La propuesta rusa
La propuesta rusa consiste en identificar y destruir el arsenal químico de Siria, cuyo ministro de Exteriores, Walid Muallem, se comprometió a aceptar ese plan y suscribir la Convención Internacional para la Prohibición de Armas Químicas.
Rusia anunció que ya ha entregado a Estados Unidos su plan de implementación de la iniciativa, si bien Psaki aseguró que se trata más bien de «ideas» esquemáticas.
«Lo caracterizaría más como ideas que como un paquete largo» y elaborado, indicó la portavoz.
El objetivo de Kerry, por tanto, es hablar sobre cómo se implementarían esas ideas, en particular ante la dificultad de hacerlo en medio de una guerra civil, y «cómo garantizar la seguridad» de los implicados en la misión. El Gobierno estadounidense rehusó dar un plazo para lograr una solución diplomática sobre Siria, aunque advirtió sobre «tácticas dilatorias», y afirmó también que sería «irresponsable» no explorar una vía con la que Rusia «ha puesto su prestigio» en juego. «No hay duda de que la amenaza creíble del uso de la fuerza (por parte de EEUU) llevó a esta apertura diplomática», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.