La canciller alemana, Angela Merkel, afirmó que el país «necesita un gobierno estable» y, al día siguiente de su arrollador éxito electoral, se puso manos a la obra para buscar un socio de coalición, mientras se registraban las primeras dimisiones en los partidos perdedores de los comicios.
A las 09.00 horas Merkel llamó por teléfono al líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, y, al no poder localizarlo, lo intentó dos horas después. No obstante, hasta el viernes, día en que el principal partido de la oposición celebra una convención, no sabrá si puede empezar a negociar con él de cara a formar una «gran coalición» como la que lideró en su primera legislatura como canciller. Esta es la fórmula que la banca y los empresarios han dejado ver que les gusta más, pero los primeros obstáculos han surgido dentro del SPD, donde algunos dirigentes ya han expresado sus reticencias.
Los Verdes
La segunda opción de Merkel sería una alianza con Los Verdes, quienes ayer se mostraron dispuestos a aceptar una invitación de la ganadora de los comicios para analizar tal posibilidad, aunque también avanzaron que la ven «algo improbable» por las señales que les llegan de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller. Horst Seehofer, presidente del partido hermano de la CDU en Baviera, la Unión Socialcristiana (CSU), se manifestó a favor de una gran coalición y dijo que en su partido no hay «ninguna disposición» a dialogar con Los Verdes.
El derrotado aspirante socialdemócrata, Peer Steinbrück, insistió ayer en que su partido no se ofrecerá sin más a integrar una alianza que, en su primera experiencia, costó al partido una sangría de votos. «No seremos la siguiente víctima de Merkel», afirmó, en alusión al hundimiento liberal y al que el SPD sufrió en su periodo en la gran coalición. Steinbrück insistió en que no se precipitará a una gran coalición, al tiempo que advirtió de que, de iniciarse negociaciones, el proceso podía prolongarse «semanas», incluso meses.