Tras cuatro días de asedio por parte del Ejército de Kenia, la ocupación del centro comercial de Nairobi asaltado el pasado sábado por islamistas concluyó con un balance de al menos 72 muertos, pero todo apunta a que la cifra final será mayor.
En una alocución televisada a la nación, el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, declaró el fin de la peor acción terrorista que ha golpeado al país desde el atentado de 1998 contra la Embajada de Estados Unidos en Nairobi, en el que fallecieron más de 200 personas.
«Hemos avergonzado y derrotado a nuestros atacantes», afirmó Kenyatta con semblante serio, al subrayar que la toma del edificio se zanjó con «cinco terroristas muertos» y que las pérdidas provocadas por el ataque han sido «inmensas».
El jefe de Estado precisó que, aparte de cinco asaltantes, han perdido la vida 61 civiles y seis soldados kenianos, al tiempo que 62, de las 175 personas que resultaron heridas, continúan hospitalizadas.
Tres pisos desplomados
No obstante, el presidente advirtió de que tres pisos del centro comercial Westgate, ubicado al norte del centro de la capital, se han desplomado durante las operaciones de las fuerzas de seguridad para reducir a los terroristas y que hay cuerpos sepultados entre los escombros, entre ellos algunos de los asaltantes.
Asimismo, el mandatario indicó que once sospechosos han sido detenidos en relación con el ataque, iniciado el pasado sábado por la milicia radical islámica somalí Al Shabab con el lanzamiento de granadas y disparos contra clientes y empleados de las tiendas.
Al Shabab llevaba amenazando con atacar Kenia desde octubre de 2011, cuando tropas kenianas penetraron en Somalia para perseguir a ese grupo integrista, al que el Gobierno de Nairobi acusó de varios secuestros cometidos en su territorio.
«Estos cobardes responderán ante la Justicia, al igual que lo harán sus cómplices y jefes allá donde se encuentren», remarcó Kenyatta sobre los integristas somalís, que el año pasado anunciaron su adhesión a la red terrorista Al Qaeda.