Corea del Norte criticó este lunes duramente el viaje que el presidente de EE.UU., Barak Obama, realizará esta semana a Japón y Corea del Sur, y anunció que reforzará su capacidad de autodefensa ante una acción que considera «hostil» .
El viaje del presidente estadounidense, que visitará ambos países entre los días 23 y 26 de abril, es «reaccionario y peligroso, ya que pretende elevar la confrontación y traer nubes oscuras de una carrera de armas nucleares», expresó el régimen de Kim Jong-un a través de su agencia estatal KCNA.
Corea del Norte «redoblará esfuerzos para reforzar la disuasión de autodefensa en todas las formas» con el fin de «contrarrestar decididamente la acción hostil de EE.UU.», según la nota, suscrita por un portavoz del Ministerio de Exteriores.
El comunicado norcoreano se interpreta como una nueva reafirmación de su postura ya expresada de seguir adelante con el desarrollo de armas nucleares para disuadir hipotéticas agresiones de Estados Unidos.
El régimen criticó la estrategia del Gobierno estadounidense de elevar su influencia militar en Asia oriental con diversas medidas como el despliegue de nuevas tropas y equipos militares en sus bases en la región, parte de ellas ubicadas en territorio de sus aliados Corea del Sur y Japón.
Obama llegará el miércoles a Tokio, donde se reunirá con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y con empresarios locales.
En su visita a Seúl, programada para el viernes 25 y el sábado 26, Obama celebrará una cumbre bilateral con la presidenta Park Geun-hye, se reunirá con dirigentes de multinacionales surcoreanas y visitará el museo dedicado a la Guerra de Corea (1950-53).
Se prevé que el presidente estadounidense aborde con sus homólogos posibles modos de presionar a Corea del Norte para regresar a las negociaciones orientadas a poner fin a su programa de armas nucleares, que es motivo de seria preocupación en la comunidad internacional.
El viaje de Obama llega en un momento de especial tensión con Corea del Norte tras los últimos ejercicios militares de Seúl y Washington en territorio surcoreano que han desatado la ira de Pyongyang al considerarlos «ensayos de agresión» a su país.
EE.UU. mantiene 28.500 militares en Corea del Sur, además de varias bases en Japón, con el objetivo de responder en caso de ataque del impredecible régimen comunista de Corea del Norte.