La Policía de Múnich ha informado de la detención de un adolescente afgano de 16 años amigo del responsable del ataque del pasado viernes en la capital bávara en el que murieron nueve personas. El tirador posteriormente se suicidó.
El amigo del sospechoso ha sido arrestado por no informar de las intenciones del atacante, que conocería de antemano, ha informado la policía de Múnich.
El detenido habría participado en el la publicación de un mensaje en las redes sociales en el que se convocaba a la gente a una estación de tren cercana al lugar del ataque. «Se sospecha que el chico de 16 años es un posible cómplice tácito del ataque», ha señalado un portavoz policial.
El fiscal Thomas Steinkraus-Koch ha ofrecido en rueda de prensa datos sobre el joven de 16 años que permanece bajo custodia policial. Este adolescente, cuya identidad no ha trascendido, habló a través de WhatsApp con el atacante de Múnich, de 18 años e identificado por los medios como Ali David Sonboly.
«La conversación (de WhatsApp y el interrogatorio al sospechoso han demostrado que el joven afgano se reunió personalmente con el tirador antes del ataque y estuvo después en la escena del crimen», ha dicho Steinkraus-Koch. La relación entre ambos se remontaría al pasado verano y coincidiría con una fase de tratamiento psiquiátrico.
El chat entre ambos también ha demostrado que el detenido sabía que Sonboly tenía una pistola Glock 17, con la que mató a nueve personas antes de quitarse la vida, según la Fiscalía.
Sonboly era un joven de 18 años hijo de inmigrantes iraníes nacido y crecido en Alemania que estaba obsesionado con las matanzas. La Policía descarta cualquier vínculo con el terrorismo islamista y atribuye lo ocurrido a «un ataque de locura».
Este domingo se ha sabido que Sonboly compró la pistola que utilizó en el ataque de forma ilegal a través de 'darknet', es decir, por Internet, pero utilizando conexiones encriptadas.
La pistola al parecer había sido inutilizada, pero fue modificada para que pudiera volver a disparar, ha explicado Herrmann en declaraciones a la radio Bayerischer Rundfunk. El sospechoso --las autoridades no han confirmado aún oficialmente que se trate de Sonboly-- pagó «unos pocos cientos de euros» por el arma, una Glock semiautomática.
Por el momento se desconoce si fue el propio sospechoso el que modificó la pistola para que se pudiera reutilizar, pero el arma está siendo examinada por los expertos. Sí se sabe que el número de serie fue borrado, lo que dificulta en extremo su trazabilidad.
Tampoco se sabe cómo consiguió las más de 300 balas de 9 milímetros que tenía y que utilizó en parte para matar al parecer indiscriminadamente a 9 personas, 8 de ellas de menos de 20 años, en el Centro Comercial Olympia de Múnich.
Las autoridades han revelado que en el piso en el que el sospechoso vivía con sus padres se halló material sobre matanzas como la perpetrada en Winnenden en Alemania en 2009 o la masacre de Anders Breivik en Noruega justo cinco años antes del tiroteo de Múnich.
Precisamente, el presidente de la Fiscalía de Baviera, Robert Heimberger, ha revelado que el sospechoso comenzó a planear la masacre hace un año, tras visitar el colegio de Winnenden donde un adolescente mató a 15 personas en 2009. Además, Heimberger ha destacado que en el registro se ha podido constatar que el sospechoso jugaba habitualmente a videojuegos violentos.
Heimberger ha informado además de que los padres del sospechoso todavía están conmocionados por lo ocurrido y que ni siquiera han podido interrogarles, informa Reuters.
Además, una fuente de la Fiscalía ha confirmado que entre los fallecidos --tres turcos, tres albanokosovares y un griego, además de dos alemanes-- no había ningún compañero de clase del sospechoso.