Al menos 23 niños perdieron la vida víctimas del ataque químico perpetrado el martes en la localidad siria de Jan Sheijun, en la región de Idlib, según un balance de la Unión de Organizaciones de Asistencia Médica y de Socorro (UOSSM), que ya ha identificado «con nombres y apellidos» a 74 de las cien víctimas mortales confirmadas.
La UOSSM cuenta en Siria con más de un millar de operarios, una tercera parte de ellos desplegados en la zona norte del país. Miembros de la ONG se implicaron directamente en la atención de víctimas en los momentos posteriores al ataque e incluso varios de sus trabajadores han tenido que ser ingresados en cuidados intensivos por intoxicación.
El doctor Jad (nombre ficticio), miembro de la UOSSM, ha advertido en declaraciones de que la cifra de víctimas podría aumentar, ya que aún están «recopilando información». La reciente destrucción del hospital de referencia en la zona hizo que muchas personas «no supiesen dónde ir» en los instantes posteriores al ataque.
Los heridos terminaron repartidos en distintos centros o incluso en domicilios privados. Además, incluso doce horas después del ataque siguieron localizándose víctimas, como por ejemplo una familia completa -padre, madre e hijos- hallada sin vida en un sótano por los Cascos Blancos.
La ONG ya ha identificado, «con nombre y apellidos», a 74 de las personas muertas, todas ellas civiles. Entre estos fallecidos figuran al menos 23 niños, ha explicado el doctor.
Esta fuente ha apuntado la posibilidad de que, una vez «centralizada» toda la información, el número de muertos pueda llegar a 127 y el de heridos «hasta a 800».
Un coordinador logístico de la ONG en el norte de Siria e implicado directamente en el traslado a Turquía de 35 personas «en situación crítica» ha informado este miércoles a Europa Press de que el balance sigue siendo de «unos cien muertos y 400 heridos».
Síntomas
La UOSSM ha dado por hecho que lo ocurrido el martes fue un ataque químico, entre otras razones por la sintomatología presentada por las personas expuestas al supuesto gas. Así, se han registrado disneas, bradicardias, dificultades respiratorias, convulsiones y contracciones del iris, entre otros síntomas.
Los expertos sobre el terreno han analizado la zona bombardeada y han hallado muestras de varios posibles agentes químicos, entre ellos fósforo. En la zona también se ha localizado «material aceitoso aromático» que encajaría con el disolvente del sarín, según el doctor Jad.
La amplia mayoría de la comunidad internacional ha condenado los hechos y ha reclamado una investigación, si bien no existe ninguna pesquisa abierta de momento a nivel oficial. El doctor Jad ha confirmado la recogida de muestras sobre el terreno de forma «muy profesional».
En este sentido, ha explicado que se han seguido «los pasos protocolarios» establecidos por las comisiones de investigación internacionales y ha confirmado que ya habido contactos con organizaciones.
Otra fuente de la ONG, sin embargo, ha dejado claro que esta fase corresponde a las autoridades sanitarias de Idlib y ha evitado valorar la posible apertura de pesquisas.
«No es la primera vez que pasa y parece que no va a ser la última», ha lamentado el doctor Jad, en alusión a la posibilidad de que sigan produciéndose ataques químicos impunemente. Quienes lo terminan pagando, ha lamentado, son la población civil, como ha quedado demostrado en el caso de Jan Sheijun.