El Gobierno cerró este jueves las negociaciones con los agentes sociales para pactar la reforma laboral, después de que la última reunión a tres bandas finalizara sin acuerdo, por lo que aprobará finalmente la reforma vía decreto el próximo miércoles 16 de junio.
Durante el encuentro, que duró más de diez horas, Gobierno, empresarios y sindicatos no consiguieron acercar unas posturas distanciadas desde hace meses y perdieron la oportunidad de sacar adelante una reforma pactada, tal y como pretendía el Ejecutivo. Con el fracaso de esta última reunión se constata que no hay posibilidad de alcanzar un acuerdo en el seno del diálogo social, por lo que la negociación con los agentes sociales queda finalmente cerrada.
Aún así, el Gobierno se ha comprometido a elaborar un documento que incluirá las líneas principales del decreto y que enviarán a empresarios y sindicatos el viernes al mediodía. Durante la tarde del viernes, celebrará reuniones de consulta y opinión con los sindicatos y con la CEOE, que, en este caso y a petición de los empresarios, se celebrarán por separado.
Esta es la segunda vez en esta legislatura que fracasa el proceso de diálogo sobre la reforma, ya que el pasado mes de julio se rompieron también las negociaciones ante la insistencia de la patronal por reducir cotizaciones sociales. Tras el nuevo fracaso, el Ejecutivo tendrá que empezar a buscar el apoyo de los grupos políticos para sacar adelante la reforma en el Congreso, sólo unas semanas después de que consiguiera dar 'luz verde' al decreto antidéficit por tan sólo un voto de diferencia.
Además, el Gobierno corre el riesgo de tener que hacer frente a una huelga general, ya que los sindicatos llevan semanas advirtiendo de que si la reforma lesiona los derechos de los trabajadores con medidas como el abaratamiento del despido convocarán una movilización de este tipo y todas las previsiones apuntan a que el decreto del Ejecutivo planteará que una indemnización de 20 días, en lugar de los 45 días que pagan normalmente los empresarios.
Fogasa podría asumir parte del coste del despido
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró que el objetivo de la reforma laboral es «reducir el esfuerzo y el coste del despido sin que los trabajadores pierdan derechos», así como hacer un cambio claro en la «flexibilidad interna de la empresa» en lo que afecta a «la jornada, a las condiciones de trabajo y a la regulación salarial en los convenios».
En este sentido, una de las novedades planteadas en la reunión fue la posibilidad de que el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) asuma el pago de ocho días en las indemnizaciones por despido. Esta propuesta, que abarataría el coste del despido para los empresarios y no para los trabajadores, sí cuenta con el visto bueno de los empresarios y de los sindicatos porque no supone una pérdida de derechos.
El modelo alemán, que permitiría combinar la reducción de jornada con compensaciones externas, y el modelo austriaco, basado en la creación de un fondo nominal, nutrido con aportaciones empresariales, que el trabajador podría cobrar al ser despedido o guardar para más adelante si cambia de empresa, son otros asuntos que podrían formar parte del decreto del Gobierno.
Sin culpables
Por su parte, el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, no quiso «culpar» a nadie del fracaso de las negociaciones y se limitó a señalar que, aunque al Gobierno le hubiera gustado, no ha sido posible llegar a un acuerdo con sindicatos y empresarios ante la complejidad de acercar las posiciones defendidas por ambas partes.
Corbacho admitió que no hay que esperar que esta reforma laboral «vaya a ser un gran milagro» para el empleo, es decir, que no empezará todo el mundo a contratar al día siguiente de la aprobación de la norma, a la que se dará luz verde en un Consejo de Ministros del 16 de junio.
Así, el ministro insistió en que la reforma laboral está pensada no sólo para el presente, sino sobre todo «para el futuro», para ese horizonte de 2020 en el que Europa se ha marcado unos objetivos y una estrategia. «De aquí hasta entonces debemos sentar las bases para que nuestro mercado laboral tenga en el futuro un comportamiento distinto al que ha tenido en el pasado», señaló.