El presidente del PP, Mariano Rajoy, está convencido de que su rival electoral en las próximas generales será el actual vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba. En conversación informal con periodistas, en el marco de la Convención que el PP ha celebrado hasta ayer en Sevilla, el líder de los populares respondió así a una pregunta sobre la supuesta sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero y la consiguiente candidatura del PSOE en las próximas elecciones generales.
Rajoy se mostró «convencido» de que será Rubalcaba y no Zapatero el que lidere a los socialistas en dicha batalla electoral. No obstante, el presidente del PP cree también que el vicepresidente y ministro del Interior podría replantearse una decisión como consecuencia de la «campaña de desprestigio» que pesa sobre el jefe del Gobierno.
Es la primera vez que Rajoy es tan tajante sobre la renuncia o no de Zapatero a encabezar las aspiraciones socialistas en los comicios generales, en principio previstos para 2012.
Sed de urnas
Rajoy, durante su intervención en el cierre de la convención del PP, apeló a «la sed de urnas» que tiene España para iniciar un gran proyecto de «recuperación» nacional que incluya reformas profundas de instituciones tan relevantes como el Parlamento o el Tribunal Constitucional. Rajoy, que pidió elecciones ya, quiso terminar la convención con el mensaje de que «España no es un caso perdido y no quiere resignarse», y que por ello urge «un proyecto de recuperación nacional» que implique no sólo al PP sino a todos aquellos que «piensan que el futuro de España está en sus propias manos» y «saben que ha llegado la hora de unir fuerzas alrededor de un proyecto que ilumine el horizonte».
Rodeado por su equipo de dirección, por los barones territoriales -menos Esperanza Aguirre y Juan Vicente Herrera- y por miles de militantes del PP, el líder de los populares dio por comenzado «un nuevo tiempo político» con un objetivo marcado: «reconstruir la confianza de los españoles».
Rajoy dejó espacio para los agradecimientos, los homenajes a Alberto Jiménez Becerril, Ascensión García Ortiz y a Gregorio Ordóñez, los tres asesinados por ETA, y para algunas confesiones, como que se siente «un privilegiado» por presidir el PP a pesar de que la tarea «no ha sido fácil».