La reina Sofía partió ayer hacia Miami tras una visita de un día y medio a Haití, donde brindó su apoyo a varios proyectos de la cooperación española en el país caribeño y recibió numerosas muestras de afecto de los haitianos.
Doña Sofiá fue despedida en el aeropuerto por la Primera Dama, Sophie Martelly, quien le obsequió contres discos, dos de ellos de su esposo, el presidente y ex cantante Michel Martelly.
La Reina puso fin de este modo a un viaje en el que comprobó de cerca el esfuerzo desplegado por los cooperantes españoles en la empobrecida nación, pero también se llevó el cariñoso recuerdo de los haitianos, que la agasajaron con bailes, cantos y hasta le ofrecieron una taza de café, vacía, en un simbólico gesto de bienvenida en una de las visitas.
Hijas de la Caridad
Unos 1.300 pequeños reciben alimentación a diario en este centro gracias a la labor de las hijas de la caridad, 36 religiosas entre las que hay haitianas, ecuatorianas, italianas, colombianas, venezolanas, españolas, mexicanas y brasileñas.
Las religiosas cuidan a los niños y se ocupan de ayudar a las madres a sentir cariño por los críos, ya que la mayoría de ellas rechazan a los pequeños, fruto de abusos o de relaciones inestables. «Les hacemos untar crema en la piel a los bebés para que les acaricien y así, poco a poco, vayan experimentando el amor hacia sus hijos», explicó la religiosa española Pilar Pascual.
Doña sofía completó su agenda en la base de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), donde fue recibida por su jefe civil, Mariano Fernández, y presidió una ofrenda floral a los caídos de este contingente multinacional.