El Príncipe Felipe subrayó ayer la «ambición honesta y transparente» que guía la actuación de la Fundación Príncipe de Girona (FPdGi), que preside de forma honorífica, y ha destacado que la crisis económica hace necesario asumir mayores responsabilidades con la sociedad.
Remarcó su «compromiso personal inalterable y sin matices» con el servicio al Estado y al conjunto de españoles, una tarea a la que dijo que dedica su vida y que forma parte de sus deberes y convicciones, especialmente tras jurar la Constitución hace 25 años cuando cumplió la mayoría de edad, y ahora también junto a Doña Letizia.
En la presentación en Barcelona de la FPdGi -creada en 2009 para promover la educación de los jóvenes y atender problemas sociales-, expresó que esta entidad le permite materializar el «deseo de impulsar iniciativas que ayuden y resulten útiles a la sociedad».
Además, aprovechó para resaltar la confianza en el proyecto de su fundación, «basada en el rigor, la seriedad y la coherencia».
Don Felipe estuvo acompañado de la Princesa en un acto que contó también con el presidente de la Generalitat, Artur Mas; el ministro de Educación en funciones, Angel Gabilondo, y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, entre otros.
Su discurso, en el que intercaló castellano y catalán, se centró en reivindicar el espíritu de la fundación, el espíritu emprendedor que emana de que ésta se haya puesto en marcha en Catalunya, y en dar importancia a la formación de los jóvenes como valor de futuro.
La FPdGi se creó en 2009 y entrega anualmente los premios Impulsa, uno de cuyos galardonados este año ha sido la Fundación Balia para la Infancia, que desde 2007 tenía en su consejo asesor al Duque de Palma, Iñaki Urdangarín.
Sin embargo, ya no forma parte del consejo tras poner su cargo a disposición de la dirección a raíz de la investigación judicial sobre actividades empresariales presuntamente ilegales del Duque.
Don Felipe ha realizado este discurso después de que la Casa Real informara esta misma semana que la conducta del Duque de Palma, Iñaki Urdangarín, no ha sido ejemplar.