El Rey ha mantenido hoy una conversación informal poco habitual con la prensa a bordo del Airbus de la Fuerza Aérea Española que le ha trasladado a Moscú en viaje de trabajo. Cuando los periodistas le han preguntado por su estado de salud tras la operación de cadera que siguió a su caída en Botsuana en el mes de abril, no ha dudado en contestar: «Cualquier otra persona estaría aún de baja, pero yo tengo que currar».
Hace más de 20 años que la prensa no viajaba con el Rey en el mismo avión, y el jefe del Estado se ha mostrado satisfecho con la presencia de un grupo de doce periodistas. «Ya tenía ganas de poder traeros en el avión», les ha dicho y ha trasladado la responsabilidad de no haber permitido que esto se hiciera antes a su equipo de seguridad: «Decían que no había sitio».
Recordando con los periodistas cuándo fue la última vez que la prensa viajó con él en el avión oficial, Su Majestad retrocedió hasta el año «ochenta y tantos». En realidad el último viaje de estas características que se recuerda fue al menos en 1991 a Uruguay y Chile.
Desde entonces, solo algunos periodistas se han montado en el mismo avión para hacer un trayecto determinado dentro de una gira por varios países, cuando las conexiones comerciales impedían seguir la agenda oficial.
Tras animar a los medios de comunicación presentes, entre los que se encontraba Europa Press, a que transmitan en sus crónicas lo rápido que ha retomado su actividad tras su operación de cadera - «eso no lo decís en ningún lado», se ha quejado en tono amistoso-- el Rey ha compartido con ellos sus impresiones sobre este viaje de trabajo en Moscú, centrado en favorecer oportunidades de negocio para las empresas españolas.
Exportar, exportar, exportar
Don Juan Carlos ha dejado claro que la solución a la difícil crisis por la que atraviesa España es «exportar, exportar y exportar» y ha animado a las empresas españolas a que abran oficinas en el exterior si quieren hacer negocios y conseguir contratos, pues aunque él pueda echar una mano a la hora de conseguir licitaciones, el que un país apueste por las compañías españolas y no por otras depende en última instancia de las propias empresas.
Ha subrayado que «no sirve de nada» que le envíen a él a hacer gestiones a un determinado país si las compañías interesadas no abren primero oficinas propias en el país en el que pretenden hacer negocios. Al final, la decisión de adjudicar un contrato no depende de él, sino de las empresas, ha insistido.
Ha puesto como ejemplo el interés que tenía Navantia en vender fragatas a Australia, una aspiración que finalmente fructificó. «Les dije que no servía ir allí a enseñar papeles», ha recordado. Que tenían que mostrarles el barco en cuestión porque este tipo de cosas el comprador quiere verlas de cerca y tocarlas, ha explicado.
Preguntado por las posibilidades que las empresas españolas tienen de adjudicarse las obras de construcción y gestión del megaproyecto del AVE que unirá Moscú y San Petersburgo -con una inversión prevista de 17.400 millones de euros-- Don Juan Carlos ha dado a entender que está complicado por la competencia que hay y ha subrayado que compañías como la francesa Alstom o la alemana Siemens llevan dos años negociando con los rusos.
No obstante, ha remarcado que Rusia va a construir muchas otras líneas de alta velocidad por todo el país, por lo que las oportunidades para nuestras compañías no se limitan al AVE entre Moscú y San Petersburgo. De hecho, OHL ha conseguido recientemente un contrato para comenzar a preparar el terreno para un tren de alta velocidad en los Urales.
El Rey ha llegado a las 17.30 horas a Moscú (dos menos en la España peninsular) acompañado por una delegación de empresarios que aspiran a conseguir jugosos contratos en Rusia, como licitaciones de tramos de alta velocidad que el país pretende construir en los próximos años.
Viaje con empresarios
En el Airbus de la Fuerza Aérea Española que ha aterrizado en el aeropuerto de Vnukovo 2, a una hora de carretera de Moscú, viajaban junto al Rey los presidentes de OHL, Juan Miguel Villar-Mir; Talgo, Carlos de Palacio; FCC, Baldomero Falcones; Técnicas Reunidas, José Lladó; Maxam, José Fernándo Sánchez-Junco, y los consejeros delegados de CAF, Andrés Arizkorreta, e Iberdrola Ingeniería, Federico de la Hoz.
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, y de Indra, Javier Monzón, se unirán a la comitiva posteriormente pues volaban por sus propios medios a la capital rusa. Todos estos empresarios pertenecientes a los sectores de las infraestructuras, la energía y la Defensa almorzarán mañana con el Rey y el presidente ruso, Vladimir Putin.
Junto a los empresarios y los periodistas, el Rey ha viajado a Moscú en compañía de los ministros de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo; Industria, José Manuel Soria; el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz; y el Alto Comisionado de la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros.
A su llegada al aeropuerto, el Rey ha sido recibido por el jefe de protocolo, Yuri Filatov; el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Vladimir Titov, y el embajador ruso en Moscú, Luis Felipe Fernández de la Peña.
Su agenda no arrancará hasta mañana, cuando se reunirá con el alcalde de Moscú, Sergei Sobianin; el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, y el presidente ruso, Vladimir Putin, que le entregará el Premio Estatal Ruso 2010 por sus actividades humanitarias.