Cientos de personas protestaron ayer contra la anulación de la tarjeta sanitaria de los inmigrantes que no cuentan con permiso de residencia en España, una decisión que calificaron de «apartheid sanitario» y de «xenófoba».
El acto se celebró contra la entrada en vigor de esta medida, que afecta a más de 150.000 inmigrantes irregulares, y que está incluida en un decreto de medidas urgentes de ahorro del Gobierno para salvaguardar el futuro de la Sanidad pública.
Una treintena de organizaciones y colectivos de la sociedad civil, asociaciones de inmigrantes y refugiados y de defensa de los derechos humanos, agrupadas en la Red por el Derecho a tener Derechos, convocaron esta concentración frente al hospital madrileño Gregorio Marañón.
Los asistentes, muchos de ellos extranjeros que residen en España, corearon proclamas como ‘ningún ser humano es ilegal' o ‘Partido Popular, Ku Klus Klan', al tiempo que han pedido la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Mato.
Cáncer
También portaron pancartas en las que se podía leer ‘No a las medidas discriminatorias y racistas' o ‘Recortes en Sanidad = muerte'.
Mientras se gritaba «no son recortes, son ejecuciones», los asistentes escenificaron la supuesta desatención que van a sufrir a partir de ahora cayendo desfallecidos en el suelo, con la música de fondo de una ambulancia que nunca llegaba.
Yoro, de 22 años y procedente de Gambia, ha querido hablar en nombre de su mejor amigo, que padece cáncer de hígado y que no tiene papeles, ante el temor de que se quede sin tratamiento.
«Vamos a morir si no nos atienden, el Gobierno tiene que rectificar, no puede abandonarnos a nuestra suerte porque no tenemos dinero para pagar los tratamientos», dijo este joven.
Un inmigrante senegalés de 30 años, de nombre Fallou, rodeado de un grupo de amigos indocumentados y sin trabajo, solicitó a las autoridades sanitarias que no les dejen «tirados» porque han llegado a España buscando «una situación mejor» y no tienen «a donde ir».