Una decena de inmigrantes logró entrar ayer en Melilla tras un intento de salto masivo a la valla en el que participaron unas 800 personas de origen subsahariano. El grupo, que fue avistado por la Guardia Civil por primera vez sobre las 4.50 de la madrugada, se disgregó en varios subgrupos tras darse cuenta del despliegue policial a un lado y otro de la frontera.
Los intentos de superar el perímetro fronterizo se produjeron por varios lugares de la valla, a cargo de grupos de aproximadamente 500, 200 y 100, aunque la zona más afectada fue la del Arroyo de Beni-Enzar, próxima al principal paso fronterizo entre Melilla y Marruecos. Esta circunstancia, obligó a cerrar el tráfico rodado la frontera desde las 07.00 horas hasta las 09.45. .
El Gobierno de Melilla por su parte afirmó ayer que «hay que ser realistas» con la situación que vive la frontera de la ciudad autónoma con Marruecos y aseguró que los intentos de entrada irregular «no van a parar porque la desesperación puede con todas las vallas».
A preguntas de los periodistas, el portavoz de la ciudad autónoma, Daniel Conesa, puntualizó que no se trata de ser pesimista, sino que «hay que ser realista porque ese drama humano no hay obstáculo que lo salve al 100 %».
«Contra el hambre y la desesperación, las vallas sirven lo que sirven», agregó Conesa, subrayando que una persona que no está en una situación de ese tipo no escala alambradas de seis metros ni se lanza al otro lado con la posibilidad de sufrir lesiones o la pérdida incluso de su propia vida
Sobre las obras -en concreto un foso- que Marruecos está llevando a cabo a pocos metros del perímetro de Melilla ha dicho que si se establece un nuevo obstáculo para impedir el paso de los inmigrantes, «siempre será más disuasorio» aunque no garantice al 100 % que pueda acabar con el problema.
«En cualwuier caso sin la colaboración de Marruecos, la situación sería mucho peor», manifestó Conesa.