El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha defendido este domingo la voluntad de entente y pacto que Catalunya ha mantenido históricamente con el Estado, como ilustra el debate este martes en el Congreso sobre la petición de que se traspase la competencia de convocar una consulta de autodeterminación, y ha afirmado que si se deniega, «dirán que no a una ley, pero este 'no' no podrá parar la voluntad del pueblo».
En la conmemoración del centenario de la Mancomunitat en el Palau de la Generalitat, se ha mostrado convencido de que los parlamentarios catalanes se explicarán con un todo positivo y constructivo, y ha señalado que, a diferencia de 1914, en este momento hay una gran estructura de Estado que es la social: «Lo que pasa en Catalunya, aunque algunos no se lo crean, no es el antojo de unos pocos, sino la voluntad de muchos».
Ha recordado las palabras del primer presidente de la Mancomunitat, Enric Prat de la Riba, en el sentido de que estar parado es morir, y ha remarcado que en estos momentos «el pueblo de Catalunya ha decidido que no se quedará en nada y, en poco, evidentemente, tampoco», porque a diferencia de hace 100 años no son pocos que quieren hacer mucho, sino muchos que quieren hacer mucho.
Mas ha reiterado que la voluntad del pueblo está alineada con la de las instituciones, y que se expresará de forma pacífica y movilizándose en todas partes y no sólo en la calle, y ha considerado que «lo que se está haciendo hoy en Catalunya es una simbiosis» entre Prat de la Riba y el expresidente de la Generalitat Francesc Macià.
Esto significa construir Catalunya con los instrumentos disponibles, modernizándola y ocupándose del bienestar social, y definir el ideal de libertad que remite al «espíritu del presidente Macià», con un anhelo de autogobierno impulsado, en los últimos 100 años, desde la voluntad de entente con el Gobierno central.
Ha ilustrado esta voluntad con el impulso de Estatuts en 1918, 1979 y 2006, a través de dictaduras, guerras y golpes de Estado y, en el caso del último texto, de una sentencia del Tribunal Constitucional (TC).
Mancomunidad
Mas ha ensalzado la Mancomunitat porque sin competencias, traspasos, ni demasiados recursos, puso los fundamentos de muchas obras que perviven, y a Prat de la Riba por no conformarse con las atribuciones meramente administrativas del ente y afirmar que quería un cuerpo de Estado para Catalunya, algo que «suena bastante presente y es bueno que sea así».
Se ha preguntado qué habría hecho el presidente de la Mancomunitat y sus contemporáneos con instrumentos de Estado, y también que habrían echo las instituciones catalanas en los últimos 30 años de haber dispuesto de ello, en lugar de encontrarse «sistemáticamente» con una pared a sus aspiraciones de autogobierno.
Las estructuras de Estado pasan ahora por avances como la fibra óptica y una Hacienda propia, algo «urgente, necesario, que no se puede improvisar, pero que es la gran estructura» que necesita Catalunya, y que ha confiado en construir junto con los entes locales en los próximos dos años, señalando que si las cosas hubiesen ido de otro modo, ya se habría hecho realidad en las últimas tres décadas.