El eurodiputado y líder de Podemos, Pablo Iglesias, considera que el término «casta», que define a «los ladrones que construyen dispositivos políticos para robar la democracia a la gente», se ha impuesto en España, y celebra la «patética imagen de los artífices políticos de la crisis» que dicen «con lágrimas de cocodrilo» que ellos no forman parte de esa casta.
Así lo dice en su libro 'Disputar la democracia. Política para tiempos de crisis', en el que reflexiona sobre nociones políticas, la historia de España y la crisis económica como origen de una «crisis de régimen». Lo hace «sin los matices que impone la responsabilidad política», ya que, aunque se ha publicado este mes de octubre, terminó de escribirlo a finales del verano de 2013, cuando Podemos aún era «una vaga hipótesis».
Con este libro pretende dar «munición política» a los ciudadanos para «combatir la ideología de los que niegan la posibilidad del cambio», ofrecer herramientas para «la praxis política de los que luchan por una sociedad decente». Según Iglesias, eso es algo que ya hacía a través de su programa de televisión 'La Tuerka', gracias al cual «muchos argumentos e ideas, calificadas durante años como demasiado radicales por las élites mediáticas, políticas y académicas», empezaran a «normalizarse en la discusión política».
«Nuestra sensación, como creadores de un nuevo estilo de comunicación política, era de enorme satisfacción», asegura en el libro, en el que explica cómo su discurso acabó abriéndose un hueco en los grandes medios privados. En este contexto, señala que, si bien el escenario mediático plantea «contradicciones» que suponen «muchos riesgos», la de los medios es «una guerra con reglas propias en las que es necesario disputar la hegemonía en el terreno de las ideas».
Aunque reconoce que Podemos ha estado marcado por el protagonismo mediático de su líder, Iglesias indica que la necesidad inicial de vincular la fuerza política a una cara y una voz ya se ha superado y que ahora el partido tiene «cada vez más portavoces» y un futuro de «protagonismo colectivo».
Una democracia «limitada y tutelada»
En 'Disputar la democracia', Iglesias afirma que esta se define como «el movimiento dirigido a arrebatar el poder a quienes lo acaparan» para «repartirlo entre el pueblo». Tras hacer un repaso a la historia, concluye que «en la mayor parte de los casos» la dictadura del proletariado se convirtió en el gobierno de un partido y finalmente en el gobierno de las élites de ese partido, aunque añade que ese «fracaso» del socialismo real «no difumina los horrores» de los distintos tipos de capitalismo.
El líder de Podemos lamenta que «los que acaparan el poder, sus intelectuales y su casta política» defiendan que la democracia es solo «un procedimiento de selección entre élites para ejercer el control de la administración». «Para ellos, basta que pueda elegirse entre el partido A y el partido B para que haya democracia», una democracia «limitada y tutelada», agrega.
A su juicio, esa idea es «inaceptable» para los demócratas, entre los que se incluye, y por ello insta a «combatir toda noción mínima de democracia». Para que esta exista, considera necesario «que los más tengan el poder y que desaparezcan los privilegios de los menos».
Para Iglesias, quien ataca los derechos civiles y sociales -por ejemplo, convirtiendo en «privilegios para unos pocos» el derecho a la asistencia sanitaria, a recibir educación, a percibir una pensión de jubilación o invalidez o a trabajar en condiciones dignas- ataca la democracia.
Asimismo, denuncia la «contrarrevolución» de «los menos contra los más» que, a su entender, ha convertido los «sistemas demoliberales» en «una caricatura de sí mismos», al haberse transferido el poder soberano desde los Estados hacia multinacionales y organismos internacionales de carácter político, militar o económico.