Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) refleja que los compradores que adquieren bandejas de carne picada pueden ser unos valientes, o más bien poco conscientes de lo que se están llevando a casa y a la boca.
«Si quieres comprar carne picada, básicamente tienes dos opciones: pedir al carnicero que te pique la pieza que elijas o comprar una bandeja. Si te decides por esta segunda opción, más vale que tengas claro que la mayor parte de las veces lo que echas en tu carro no es carne picada, sino un 'preparado de carne', llamado así o directamente 'Burger Meat': con ese nombre te venden (con todas las de la ley) mucho más que carne», relata el informe de la organización, que apunta que la llamada 'Burger Meat' «es una mezcla de aditivos, sulfitos, espesantes, cereales o vegetales que se usan como aglutinantes y sí, carne, pero a veces en un porcentaje inferior al 80%.
Añaden que dicha denominación se usa como «coartada» «para 'enriquecer' la carne a base de sulfitos, aditivos y un extra de grasa que el añojo no tiene. El problema es que a menudo el consumidor no se entera, pues la mención no aparece de forma clara».
Todo ello lo dicen basándose en un análisis de mercado que ha analizado 22 muestras, concluyendo que de ellas, solo seis obtienen una buena valoración global.
«Obviamente, nadie pretende que se use el solomillo para picar, pero cuando decimos que entre las analizadas encontramos muestras de poca calidad nos referimos a grasa en exceso (por encima del 20%), mala proporción entre colágeno y proteína que indica que se pican tendones, cartílagos, etc., exceso de aditivos, como almidones, fibras o soja y presencia de otras carnes; y no son solo trazas de ellas».
Todas estas informaciones llevan a la OCU a realizar una recomendación a modo de «moraleja: olvídate de las bandejas».