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Los médicos lamentan el «sensacionalismo alarmista» y la «falta de rigor» de Javier Cárdenas por las vacunas

| Madrid |

La Organización Médica Colegial (OMC) recuerda, tras el bulo lanzado la pasada semana por el locutor Javier Cárdenas sobre los posibles efectos secundarios de la vacunas, que «las vacunas no causan autismo, son seguras, efectivas y salvan cada año millones de vidas», y lamentan el «sensacionalismo alarmista» y «falta de rigor» del presentador en la transmisión de noticias sobre enfermedades y tratamientos.

«El que los medios de comunicación públicos cuenten con programas que tienden a trivializar la información científica y médica es un problema que, como ciudadanos, nos afecta a todos. A pesar de que la divulgación siempre es difícil, la distancia entre la vulgarización y el sensacionalismo alarmista es notable y no debería recorrerse», añaden.

Estas afirmaciones, que se dan a menudo en las diferentes plataformas de comunicación en boca de gente conocida pero ajenas al ámbito sanitario, «no sólo provocan inquietud y sufrimiento a las personas que padecen directamente la enfermedad y a sus familiares, sino que afectan a la credibilidad de nuestro propio sistema sanitario, a nuestros mecanismos de vigilancia sanitaria y especialmente a la imprescindible confianza que los ciudadanos depositan en los profesionales de la salud».

Más allá de lo ocurrido la pasada semana, destacan que, en ocasiones, se malinterpreta y descontextualizan informes o declaraciones que crean alarma y ponen en cuestión intervenciones clínicas o de salud pública cuya efectividad está perfectamente establecida. «Y en otros casos, se difunden actividades y productos presuntamente sanadores que confunden a los ciudadanos y pueden tener fatales consecuencias para los pacientes», añade.

Desde la OMC piden a los periodistas y medios de comunicación social que hagan un «importante esfuerzo» para que la información siga los códigos éticos de la profesión y sean contrastados y valorados antes de su publicación. Asimismo, piden a las autoridades sanitarias a que cumplan con sus obligaciones en esta materia y solicitan un compromiso de todos los sectores implicados (profesionales sanitarios, administraciones, medios de comunicación, ciudadanos y pacientes) por una información en salud de calidad y contrastada.

Finalmente, se solidarizan con doctora Lucia Galán Bertrand, pediatra y escritora, que, por hacer una defensa de las evidencias existentes sobre este tema, ha tenido que soportar innumerables criticas. Así, desde la OMC afirman que seguirán denunciado con firmeza aquellas situaciones que conlleven mensajes equívocos y faltos de evidencia científica sobre salud y que supongan un riesgo sobre la población general.

Recuerda que la afirmación de que las vacunas causan autismo es un bulo que nació en el año 1998 del Sr. Wakefield, al que el Colegio General Médico Británico le retiró la licencia de médico acusándole de actuar de forma deshonesta e irresponsable, reconociendo que las conclusiones y los métodos del médico británico eran falsos. De hecho, en los años posteriores se han publicado cientos de estudios científicos con decenas de miles de niños estudiados y en ningún caso se observó tal asociación.

Por otro lado, recuerda que no hay ninguna epidemia de autismo, para ser más exactos, de trastorno del espectro autista; las vacunas son seguras, no contienen mercurio, son efectivas y salvan cada año millones de vidas en el mundo. De hecho, recuerdan que «las vacunas suponen el mayor avance de la medicina en los últimos años y sembrar la duda con informaciones desfasadas, equivocadas y falsas, es una temeridad».

Por otro lado, aclaran que son las vacunas son medicamentos esenciales que hay que utilizar apropiadamente. Los debates, necesarios y obligados, basados en la búsqueda de la mayor evidencia posible, forman parte de la esencia del compromiso ético y profesional de los médicos; asimismo, las indicaciones vacunales son recomendaciones sanitarias y, por tanto, de libre aceptación, salvo los concretos casos de epidemias o grave riesgo para la salud pública, único caso en España actualmente en el que las autoridades pueden imponer la vacunación obligatoria a la población.

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