La Comisión Europea ha recortado seis décimas su previsión de crecimiento para la eurozona este año, hasta el 1,3% frente al 1,9% que preveía en noviembre, una ralentización que se debe en gran parte a las «considerables» revisiones a la baja de Alemania e Italia, que crecerán en 2019 un 1,1% y un 0,2%, respectivamente.
Bruselas también ha empeorado sus proyecciones para el conjunto de la Unión Europea, que se expandirá un 1,5% este año (cuatro décimas menos) y un 1,7% en 2020 (una décima menos).
El Ejecutivo comunitario ha golpeado en gran medida a Italia con una rebaja de un punto porcentual a su previsión de crecimiento: del 1,2% que calculaba en noviembre hasta el 0,2% publicado este jueves. Esta revisión llega poco después de que la economía italiana entrase en recesión técnica tras acumular dos trimestres consecutivos de decrecimiento.
Las dudas también incluyen a la economía alemana, que creció un 1,5% en 2018, su peor dato en cinco años. Bruselas prevé ahora que la expansión este año sea del 1,1% (frente al 1,8% que calculaba en su estimación anterior), para después acelerarse hasta el 1,7% en 2020.
La Comisión Europea ha explicado que la actividad económica se «moderó» en la segunda mitad de 2018 por «factores nacionales temporales» en algunos Estados miembros, como «tensiones sociales e incertidumbre en materia de política presupuestaria». El proceso del Brexit, asegura Bruselas, es otra fuente de dudas a nivel interno.
A nivel global, las tensiones comerciales «siguen siendo motivo de preocupación» a pesar de que «se han reducido en alguna medida». Bruselas también pone el acento en la economía de China, que «se puede estar ralentizando más de lo previsto», en los mercados financieros mundiales y en el hecho de que «muchos mercados emergentes son vulnerables a los cambios bruscos en el clima de riesgo y las expectativas de crecimiento».