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¿De dónde viene la tradición de comer doce uvas por Nochevieja?

Cada país y cultura tiene su manera particular de celebrar el año nuevo

Imagen de archivo de una celebración de Nochevieja en Ibiza | Foto: Moisés Copa

| Ibiza |

Dieciséis segundos antes de que el 2025 termine, comenzarán a sonar los cuatro cuartos que preceden a las doce campanadas con las que se dará la bienvenida al nuevo año, el 2026. En ese momento millones de españoles estarán pegados a su televisión mientras se comen las tradicionales doce uvas, una de las tradiciones más instauradas a lo largo de todo el territorio nacional, que en ninguna casa o familia se cuestiona.

Sin embargo, ¿de dónde viene esa tradición? La realidad es que no existe un consenso al respecto, pero la teoría más aceptada es que tras una gran cosecha de uvas en Alicante, los agricultores promovieron su venta en Nochevieja, regalando paquetes de 12 uvas para asociarlas con la buena suerte para los 12 meses del año. Un acto primerizo de marketing que tuvo un impacto que, por seguro, sus promotores no podían ni imaginarse.

Sin embargo, hay quien que señalan que el origen de las uvas se remonta a finales del siglo XIX, cuando protestantes madrileños se reunían en la mítica Plaza de Sol de Madrid para hacer una sátira de una tradición de los ricos aristócratas (que celebraban fiestas privadas con champan y uvas). Así, comiendo uvas y al son de las 12 campanadas, se burlaban de la nobleza el último día del año.

¿Y en otros países y culturas?

Si bien la tradición de las doce uvas justo a las doce de la noche está más que asentada en España, así como también en latinoamérica, las tradiciones en otros países varían drásticamente. En los países más cercanos, como en Francia, se realiza una cuenta atrás en los últimos segundos y, con la llegada del año nuevo, se lanzan los cotillones. Inmediatamente después, según la tradición, todas las personas presentes se dan dos besos bajo una rama de muérdago, como herencia de la cultura celta y gala.

En Italia, al igual que en España, la noche del 31 se reúne la familia para il Cenone di San Silvestro. En esta gran cena no pueden faltar las lentejas, que atraen la abundancia y la buena suerte en el próximo año. El cerdo es un esencial en las mesas italianas, ya sea como cotechino, una especie de salchicha especiada, o como zampone, carne picada a la que le dan la forma de pierna de cerdo, que usualmente se acompaña de las lentejas. Otra tradición italiana es Il Lancia dei Cocci, que consiste en romper la vajilla para espantar los malos espíritus y atraer la buena suerte -igual que se hace en Dinamarca-.

En lugares más alejados de España existen costumbres tan curiosas como las de Japón. Ahí también se dan las campanadas, las conocidas como «Joya no kane» y se tocan en los monasterios budistas, con ellas se pretende acabar con los pecados que pueblan la mente humana, como la ira, la envidia y el deseo… Sin embargo, hay una diferencia fundamental con las de España: y es que son hasta 108 campanadas las que se suceden.

También en Asia, en uno de los más reconocidos desde Europa, los chinos tienen una manera única de celebrar el Año Nuevo, cada puerta principal está pintada de rojo y simboliza la felicidad y la buena fortuna. En las calles se celebra con desfiles de dragones y fuegos artificiales, que alejan los malos espíritus. También se suelen guardar los cuchillos para evitar que alguien se corte, ya que esto podría traer mala suerte en el Año Nuevo que viene.

En Ecuador, por su parte, se procede a quemar ropa con motivo del año nuevo. Esta tradición encuentra su origen en una epidemia que sufrió el país, en la que se quemaba la ropa de los fallecidos a causa de la enfermedad para que no contaminara y se purificaran los cuerpos. La tradición continuó, pero hoy en día es un motivo de celebración: amigos y familiares se reúnen junto a una hoguera para quemar figuras rellenas de papel de periódico. En la actualidad esta costumbre también se hace en muchos otros países de Latinoamérica.

En Haití, en su caso, el 1 de enero también se celebra el Día de la Independencia. Se sirve una sopa de calabaza llamada Joumou: un plato que estaba prohibido para las personas negras esclavizadas. Ahora Haití celebra la liberación de las personas compartiendo esta sopa entre amigos y familiares. Cada uno aporta la suya y reparte raciones. A cambio también recibe raciones de otras Joumou. Cada uno la hace un poco distinta.

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