Cuando la fuerza que la sangre ejerce contra las arterias al circular por ellas es demasiado elevada nos encontramos ante un caso de hipertensión. Una dieta poco sana, ser fumador habitual o la inactividad física pueden hacer que este trastorno aparezca. Pero ¿qué relación hay entre hipertensión y sexualidad?
La relación entre hipertensión y sexualidad es mucho más estrecha de lo que podemos pensar. Lo mejor es prevenir que la aparición del trastorno, ya que su diagnóstico es frecuente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), «se estima que en el mundo hay 1130 millones de personas con hipertensión».
La disfunción eréctil es un problema que afecta a muchos hombres. De hecho, solo en España un 52% de los hombres han experimentado problemas de erección. Pero, algunos estudios han descubierto que los hombres hipertensos tienen una prevalencia más alta de tener disfunción eréctil.
De hecho, se podría pensar que la disfunción eréctil puede aparecer solo debido a la medicación. Pero esto no es así. Los estudios mencionados se dieron cuenta de que «el 8%-10% de pacientes hipertensos no tratados son impotentes en el momento del diagnóstico». De ahí, la relación entre hipertensión y sexualidad.
No solo los hombres sufren las consecuencias de la hipertensión. Las mujeres también pueden notar cómo su sexualidad se ve afectada debido a este trastorno. En estos casos, los problemas están relacionados con la lubricación, lo que provoca dolores y molestias durante las relaciones sexuales.
Pero, existe otro problema que se asocia a la hipertensión como es la dificultad para alcanzar el orgasmo que, quizás, está relacionada con esa lubricación que hace que el coito sea incómodo. Según el estudio APLAUDE, «hasta un 18% de las mujeres hipertensas manifiestan DS (disfunción sexual)».
Tanto la disfunción eréctil como la falta de lubricación o la dificultad para llegar al orgasmo pueden deberse a la hipertensión. Sin embargo, una vez este trastorno ha sido diagnosticado, los fármacos pueden influir en la sexualidad provocando, sobre todo, un efecto negativo en la excitación sexual.
Los medicamentos para la hipertensión que pueden afectar a la sexualidad han sido recogidos por el Consejo General del Colegio de Médicos (CGCOM). Estos son los simpatolíticos (clonidina, alfametildopa, reserpina, guanetidina), betabloqueantes (propranolol, betapindol, atenolol, metoprolol) y diuréticos (tiazídicos, espironolactona, antialdosterónicos).
En estos casos, será el médico quien determine la posibilidad de cambiar el tratamiento. No obstante, si las disfunciones sexuales están relacionadas con los fármacos, una vez estos dejen de tomarse (siempre que así lo indique el médico) deberían resolverse sin problemas. Si esto no ocurre, se deberá recurrir al urólogo o ginecólogo, en cada caso.
Sí es posible prevenir la hipertensión. Sin embargo, se debe tener en cuenta que hay factores de riesgo que no se pueden cambiar. Por ejemplo, los antecedentes familiares, tener más de 65 años o haber sido diagnosticado con diabetes.
Los factores que sí se pueden modificar están relacionados con la dieta, la actividad física y los hábitos. Una buena alimentación, hacer algo de ejercicio, reducir o eliminar el consumo de tabaco y hacer lo propio con el alcohol será fundamental. Además, las personas con sobrepeso y obesidad tienen mayores posibilidades de tener hipertensión, afirma la OMS.
La hipertensión y sexualidad tienen una relación de la que quizás no éramos conscientes. Llevar hábitos saludables es fundamental para prevenir, lo máximo que podamos, que este trastorno llegue a nuestras vidas.