Las diferencias entre las culturas puede provocar en alguna ocasión altercados, como le pasó a un turista de Azerbaiyán en Portugal. El turista preguntó a un vendedor de zumos si tenía «jugo de granada» y al no entenderse pidió a alguien que lo tradujese.
El turista dijo granada, en referencia a la fruta, pero la traducción fue granada, pero arma explosiva. Al escuchar la palabra, el vendedor no tardó en llamar a la policía para denunciar una «operación terrorista». Los agentes llegaron, apuntaron al vendedor con un arma y lo arrestaron. Más tarde se dieron cuenta de que había una confusión lingüística y no era un ataque terrorista.