El Black Friday se prepara para marcar un nuevo récord de compra y, según los estudios publicados en las últimas semanas, también para confirmar una tendencia ya conocida: la electrónica volverá a ser la categoría estrella. Informes como el de Aplazame sitúan a los productos tecnológicos como la prioridad para más del 40 % de los consumidores, con los móviles, las consolas y los auriculares a la cabeza. De esta manera, se repite un patrón que ya se vio en campañas anteriores y que este año se refuerza por la renovación de gamas de varias marcas y el auge de los dispositivos de entretenimiento doméstico.
Junto a la tecnología, la moda mantiene su peso habitual. Análisis recientes indican que hasta un 60 % de los usuarios aprovechará las rebajas para comprar ropa, calzado o complementos, muchos de ellos pensando directamente en los regalos de Navidad. La cosmética y el cuidado personal también ganan terreno: una parte importante del presupuesto se dirigirá a maquillaje, productos de piel y pequeños aparatos de belleza, según estudios de tendencias de consumo.
Los artículos para el hogar, la decoración y los pequeños electrodomésticos también se posicionan bien para este Black Friday. Algunas encuestas señalan que más de un 15 % de los compradores priorizará productos relacionados con la casa, especialmente tras el aumento de búsquedas de equipamiento para pisos pequeños. Los juguetes y los videojuegos, aunque con menor peso, continúan presentes entre quienes adelantan los regalos de Navidad.
En paralelo, los estudios sobre precios dibujan un escenario menos espectacular que el que prometen muchas campañas. Aunque algunas consultoras estiman que la electrónica puede alcanzar rebajas medias del 28 %, lo cierto es que los descuentos reales varían según la categoría. En moda, las rebajas rondarían el 25 %, mientras que en artículos para el hogar suelen moverse entre el 15 % y el 20 %. Organizaciones de consumidores recuerdan que, en campañas anteriores, una parte importante de los productos apenas bajó un 8 %, pese a anunciarse como «grandes chollos».
El comportamiento del comprador también cambia: muchos planifican más, comparan precios con semanas de antelación y llegan a noviembre con una lista cerrada. Los estudios publicados este otoño indican que casi la mitad de los usuarios compara descuentos en varias tiendas antes de decidir.
Con estos datos, todo apunta a que el Black Friday será una mezcla de impulso tecnológico, compras pre-navideñas y rebajas moderadas. No serán las ofertas espectaculares que prometerá la publicidad, pero sí suficientes, un año más, para convertir el último fin de semana de noviembre en uno de los momentos de consumo más fuertes del año.