Miles de papeles amontonados, goteras, ridículos biombos para evitar el contacto visual entre víctima y agresor durante los juicios, ordenadores en los aseos... Así de tercermundista es la fotografía fija de las dependencias judiciales de la calle Isidor Macabich. Pero si nos vamos al Cetis, aunque el edificio sea nuevo, el panorama no es que mejore mucho; también hay filtraciones de agua y problemas con el aire acondicionado, por ejemplo. Así las cosas, es más que urgente la construcción de unos nuevos juzgados en Eivissa. De hecho, hace años que arrastramos esa urgencia. Parece ser que el problema está en vías de solución.
Consenso político. En agosto del año pasado los grupos políticos representados en el Ayuntamiento de Vila acordaron la demolición de la fachada del antiguo colegio de Sa Graduada, que dejó de ser considerado como Bien de Interés Cultural (BIC) y, por tanto, su protección pasó a mejor vida.
Además, el mismo Consistorio aprobó en julio de 2013 la ejecución de una permuta de este solar (propiedad municipal) con Patrimonio del Estado. Esta permuta se hizo efectiva a principios del año pasado y en este solar de 2.100,31 metros cuadrados se prevé la creación de los nuevos juzgados, así como la «redefinición urbanística del solar a los efectos de la legalidad vigente con el fin de aumentar el espacio público libre».
El Ministerio de Justicia tenía previsto en un principio adjudicar la primera fase de las obras en el segundo trimestre de este año (abril, mayo y junio), pero en la actualidad barajan iniciar los trabajos a finales de este año. Sea como sea, parece que esta vez la cosa va en serio.
Plazos. Las obras se prolongarán, según fuentes del propio Ministerio, hasta el año 2020 y será un año antes cuando la administración de justicia deba abandonar la actual sede en base a un convenio firmado con el Ayuntamiento de Vila. Sería el final a una situación penosa, injusta (nunca mejor dicho) y discriminatoria con la isla. Esperemos que esta vez los políticos estén a la altura.