La decisión del PP de promover a Xavier García Albiol como candidato de esta formación en las próximas elecciones soberanistas catalanas demuestra que la intención de Rajoy no es ofrecer una imagen dialogante y amable frente a los indepentistas. Todo lo contrario. Albiol es un duro entre los duros. Siendo alcalde de Badalona en la anterior legislatura, se distinguió por su política de no dar facilidades los inmigrantes, especialmente los gitanos rumanos. También por poner trabas a la instalación de una mezquita. Hace años fue denunciado ante los tribunales por SOS Racismo. Y le irrita el soberanismo.
El PP va al choque. Con Albiol al frente, está servido el choque de ideas de alto voltaje con la lista de Mas y Junqueras. Albiol perdió la alcaldía el mes pasado al ponerse de acuerdo todas las fuerzas políticas contra él, que encabezaba la lista más votada.Eso añade más leña a un fuego que no ha hecho más que crecer en el último año. Albiol, que mide más de dos metros y ha sido jugador de básquet del Joventut, dará sin duda muchos titulares a la prensa madrileña y a las cadenas televisivas capitalinas, dispuestas a frenar como sea el proceso independentista catalán. Desde esta perspectiva, es un candidato mucho más lógico que Alicia Sánchez Camacho, que ha cosechado un fracaso electoral tras otro.
Un electorado muy concreto. La clientela de Albiol se encuentra entre los sectores de derecha más extrema, insensibles a los problemas de la immigración y ciegamente contrarios al independentismo. Sin embargo, Rajoy debería también entender que este tipo de líderes generan mucha reacción en su contra. Una campaña incendiaria de Albiol puede sumar adeptos a las filas soberanistas. El bálsamo ante tal posibilidad será la número dos del PP, Andrea Levy, con una presencia mucho más dulce y suave. No obstante, con García Albiol en la proa, y con el PP de Madrid a su lado, se acercan semanas de enorme virulencia dialéctica, por uno y otro lado.