La dirección estatal del PSOE ha decidido aplazar la celebración de su Congreso Federal, previsto para los próximos 20 y 22 de mayo, hasta la formación del próximo Gobierno. De este modo queda pospuesto sine die una convención trascendental para la formación y, en especial, para su principal dirigente, Pedro Sánchez, que ve en sus aspiraciones para lograr la investidura su principal baza para revalidar su cargo como secretario general frente a la –todavía hipotética– opción de tenerse que enfrentar a Susana Díaz, que lidera la potente federación andaluza.
Declive socialista. Los críticos de Sánchez tienen como principal argumento el evidente retroceso que el PSOE ha obtenido en las últimas confrontaciones electorales, atribuibles, en parte, a la irrupción de Podemos, que ha logrado arrebatarle parte de los apoyos ciudadanos. Sin embargo, la carambola de los resultados del 20-D se está convirtiendo en un auténtico balón de oxígeno para el actual secretario general del PSOE, que, como candidato a la investidura como presidente del Gobierno, está logrando avanzar posiciones. La opción socialista está, en la actualidad, mejor posicionada que tres meses atrás y dejar sin fecha comprometida el próximo congreso alivia la tensión interna que siempre genera este tipo de encuentros. Con habilidad y fortuna, Sánchez afianza su liderazgo, al menos de manera momentánea.
La investidura será la clave. Lograr que el PSOE se haga con la presidencia del Gobierno central –que implicaría el inevitable acuerdo con Podemos– o que los eventuales resultados de unos comicios, forzados por el actual bloqueo institucional, supongan una mejora sustancial en la actual representación socialista en el Congreso y Senado son las piezas clave del 39 Congreso Federal del PSOE. Con independencia de ello, los socialistas precisan de una renovación de los nexos políticos con la sociedad española, una tarea que queda suspendida por la urgencia de dar un Gobierno a España.