Las informaciones que se van conociendo sobre las actuaciones del empresario Mahy Marrero, juzgado por un caso de tráfico de drogas y pendiente de sentencia, son más que preocupantes. Y obligan al consistorio josepí a actuar de algún modo para que prevalezca el interés general y no el interés particular de un hombre venido de fuera únicamente a participar en la subasta de los lotes de playa de Sant Josep, para lo que unas semanas antes constituyó seis empresas con las que pujar por los lotes que le interesaban.
Actuación irregular. Todo apunta a que su fin es completamente especulativo y que tras hacerse con 11 lotes y desplazar a muchas familias que los venían explotando honestamente desde hace años, ahora pretende supuestamente revender las adjudicaciones con una actuación irregular y fraudulenta, dado que las bases de la convocatoria municipal lo prohíben expresamente. Se trataría, como apunta el presidente de la Asociación de concesionarios y restaurantes de Sant Josep, Toni Marí ‘Moreras', de revender las acciones de su sociedad incluso por diez veces el preciso de adjudicación del lote. De esta forma no se revenden las concesiones, sino que se vende la titularidad de la sociedad concesionaria.
Mirar para otro lado. De confirmarse este tramposo proceder, el consistorio que preside el alcalde Josep Marí Ribas no puede mirar hacia otro lado. Hay empresas familiares que han resultado gravemente perjudicadas por un sistema perverso que únicamente tiene en cuenta la oferta económica y que hace de imposible rentabilidad el negocio si solo se atiende al alquiler de hamacas a un precio máximo tasado. Urge, tras el malestar generado, el alud de quejas y las informaciones aparecidas, que el Ayuntamiento corrija el error y se recobre la normalidad. No se puede consentir que la especulación campe a sus anchas sin ningún rubor por la costa del municipio porque el mensaje que desde la Administración se lanza es demoledor. Hasta ahora la única preocupación del equipo de gobierno ha sido justificar la subasta en el beneficio para las arcas municipales, pero ante el fraude que se pretende perpetrar ya no cabe quedarse de brazos cruzados.