El director general de Palladium, Abel Matutes Prats, reconoció el lunes en rueda de prensa que los meses de julio y agosto no habían sido tan positivos para los negocios turísticos como se preveía en un principio. Quizás la explicación hay que buscarla en la configuración de la temporada turística. Los meses de mayo, junio o septiembre son mejores ahora que hace unos años, lo que también se traduce en una menor ocupación en julio y agosto. Sin duda esta situación merece un análisis en profundidad cuando acabe la temporada y planificar la economía turística a medio y largo plazo.
Demasiados turistas. Hace años que los gustos de los turistas han cambiado. Han pasado de permanecer hasta dos semanas en un destino a realizar varios viajes y más cortos. Ibiza no es ajena a esta moda de diversificar las vacaciones que disfrutan los turistas durante el año. En este contexto, Ibiza ha vivido unos años en una situación privilegiada. Durante varios años ha sido el motor de la economía balear. Mientras Mallorca y Menorca presentaban un crecimiento económico muy discreto, Ibiza presentaba un PIB a la altura de los países europeos mejor situados en la coyuntura económica mundial. Parecía como si Ibiza viviese ajena a la crisis, pero esta temporada se están produciendo algunos avisos que conviene analizar y tomar medidas de cara al futuro.
Rebajar precios. Uno de los aspectos de los que más se está hablando es de los precios que se aplican en Ibiza, un destino caro como pocos. Quizás los empresarios deberían reflexionar si los precios que se aplican deben revisarse o, por el contrario, mantener la actual situación. Y no solo hablamos de los precios hoteleros, sino también de los restaurantes y locales de ocio. Serán los propios empresarios los que hagan sus cálculos al acabar la temporada, pero quizás la etiqueta de destino caro no beneficiará de cara al futuro a Ibiza, sobre todo si otros destinos pueden ofrecer lo mismo, con la misma calidad y con precios más bajos.