El Sindicato Médico, mayoritario entre la clase médica, ya ha decidido iniciar en las Pitiusas movilizaciones contra el decreto del catalán en la sanidad pública. Aunque esta normativa parece haber sido congelada por parte de la Conselleria de Salut, dirigida por el PSOE, los médicos quieren un pronunciamiento claro y no se conforman con el silencio de la consellera Patricia Gómez. Como ya ocurrió en Menorca, donde se manifestaron unas 2.500 personas, en Ibiza los médicos y el personal sanitario en general saldrán a la calle para parar un decreto que crea dificultades a los facultativos de las Islas.
Pronunciamiento claro.
En primer lugar habría que pedir a la Conselleria de Salut que diga con claridad si apoya o no un decreto por el que apostaba hace apenas unas semanas por imposición, recordemos, de Més per Menorca. El decreto parece que está congelado, pero el Sindicato Médico no sabe nada al respecto. Evidentemente el PSOE prefiere aparcar esta polémica para no dificultar las relaciones con sus socios, pero mientras la nueva normativa siga en el limbo jurídico, los médicos sienten la amenaza de poder perder sus puestos de trabajo por no disponer de la titulación que se exige en materia de conocimiento de la lengua catalana, cooficial en Balears.
Primero la salud.
Nadie cuestiona que es recomendable que los médicos conozcan las dos lenguas oficiales de Balears, que sepan expresarse correctamente en ibicenco y castellano, pero la salud está por encima de cualquier debate lingüístico. No tiene sentido que un médico preparado y competente, que incluso lleve años trabajando aquí, pueda plantearse irse de las Pitiusas por no disponer de la titulación de catalán que ahora se le exige. Y es evidente que se está creando un problema que no existía hasta la fecha. Porque por temas lingüísticos apenas ha habido reclamaciones de usuarios en los últimos años. Por lo tanto, sería aconsejable calmar las aguas y que cualquier acuerdo se haga por consenso con los sectores implicados. Otro camino no sería positivo para nadie.