La candidata a la presidencia del Govern, la socialista Francina Armengol, presentó ayer en el Parlament la que será su oferta de legislatura. La base de su política será diversificar la economía, fortalecer la arquitectura institucional, mejorar los servicios esenciales como educación, sanidad y servicios sociales, además de reducir la desigualdad social, combatir el desafío climático y mejorar el acceso a la vivienda. Armengol aprovechó también para alinearse con aquellos que quieren limitar la llegada de cruceros a Balears.
Un discurso de intenciones.
Armengol pronunció un discurso de investidura como si muchos de los problemas hubiesen desaparecido en estos cuatro años y ahora hiciese falta reforzar aspectos con más contenido ideológico. Cuesta creer que proponga crear un Observatorio de la Vivienda para que analice la situación, cuando los problemas están más que detectados, especialmente en Ibiza, donde los ciudadanos los llevan padeciendo desde hace años. Y el balance con Armengol ha sido dramático: ni una sola vivienda pública construida en cuatro años. Mejor que un Observatorio sería ponerse a trabajar ya en coordinación con otras administraciones y actuar con rapidez. Tampoco hace falta recordarle a la líder socialista que las listas de espera en las Pitiusas, lejos de mejorar, están peor que hace cuatro años. La presidenta debería empezar por abordar esta cuestión y olvidarse de asuntos tan ideológicos para contentar a sus votantes y a sus socios de gobierno.
Contra los cruceros.
Sorprendió que en su discurso hablase de limitar los cruceros, alineándose con aquellos que han puesto en el punto de mira un turismo que resulta vital para comerciantes y restaurantes de Vila, por ejemplo. Y aún más sorprende que hable de regular cuando la Autoritat Portuària es una institución que depende de la propia Armengol, que es la que nombra a su presidente. Dar carpetazo a problemas muy presentes en la sociedad no parece el mejor camino para iniciar la legislatura.