El plan que ayer solicitó la presidenta del Govern, Francina Armengol, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para reflotar y relanzar el turismo en Balears forma parte de las medidas de rescate de la economía de las Islas que deben redactar sin demora el Ejecutivo autonómico y los agentes sociales con la participación de los partidos de la oposición. Las acciones para que la industria turística –primer sector generador del PIB balear– vuelva a recuperar su pulso y actividad han de concretarse con las aportaciones y la implicación activa de quienes desempeñan la acción de gobierno, pero también quienes ejercen la oposición. La labor en el ámbito institucional ha de tener en cuenta y atender todas las propuestas que, desde el sector privado, aporten las organizaciones empresariales, sindicales y profesionales. Este plan de reconstrucción de la economía balear ha de llevarse a cabo con rapidez y eficacia a medida que se levanten las restricciones impuestas por el confinamiento.
Balears, comunidad más afectada.
Por su dependencia del sector turístico y el fenómeno de la estacionalidad, Balears se verá mucho más afectada por la crisis económica originada por la pandemia del coronavirus, que a su vez provoca una crisis social de enormes proporciones. Los expertos advierten que el PIB regional sufrirá un descenso de entre el 3,7 por ciento en el mejor de los casos –dos décimas menos que en la recesión del 2008– y del 9,7 por ciento en el peor escenario. Las medidas de reactivación e impulso a una economía supeditada a la llegada de visitantes son tan urgentes como imprescindibles.
El acuerdo necesario.
Corresponde al Govern liderar los planes de recuperación, pero no basta con pedir al Gobierno del Estado. El consenso que se alcanzará entre los agentes políticos, sociales y económicos de las Islas demanda respuestas mediante el acuerdo necesario con Sánchez para inyectar recursos a Balears, una comunidad muy mal financiada que siempre ha practicado la solidaridad con el resto de autonomías.