En los últimos días han aparecido diversos restaurantes que ante la falta de información del Gobierno han empezado a plantear una fórmula que, a su entender, compatibiliza el distanciamiento social con la eventual apertura de los locales mediante la instalación de mamparas entre los comensales. Estas ideas reflejan la inquietud empresarial para poder reabrir cuanto antes los establecimientos, así como la falta de diligencia del Gobierno en explicar cómo y cuándo se va producir el desconfinamiento. La crisis en el sector, que comprende bares y restaurantes, es muy profunda y de la reanudación de la actividad depende la supervivencia de miles de pequeñas empresas y autónomos y de puestos de trabajo con un importante impacto en el mercado laboral de Ibiza y Formentera.
Trabajar con previsión.
El orden de prioridades para el proceso de desconfinamiento, la desescalada a la que se refieren los técnicos, no admite discusión. Los criterios sanitarios deben prevalecer sobre los económicos, pero ello no debe suponer el abandono absoluto de estos últimos. La incidencia de la pandemia remitirá, aunque todavía sea una incertidumbre en qué plazos, y parece lógico que los empresarios afectados reclamen pactar y conocer de antemano las condiciones que se exigirán para la reapertura. El Gobierno, y la administración autonómica en su ámbito competencial, debería ser sensible ante una demanda que, en principio, no tiene otro objetivo que evitar la precipitación y las prisas de último momento.
Un sector clave.
Junto con la hotelería, la actividad vinculada a la restauración es esencial para la economía de Ibiza y Formentera. La imposición de las mamparas para garantizar el distanciamiento social en el interior de los establecimientos –al igual que las terrazas– es una opción que se baraja con insistencia, aunque de dudosa efectividad y necesidad, ya que separa a comensales que han decidido compartir mesa y, por lo tanto, riesgo. La cuestión esencial en este asunto es proteger a los trabajadores que deberán guardar distancias de seguridad y protegerse del riesgo de contagio de los clientes.