La decisión del Govern, anunciada ayer, de imponer el uso de la mascarilla a todos los mayores de seis años, salvo en contadas excepciones, no está exenta de controversia e interrogantes, que se suman a la generada por los cambios de criterios de la administración desde el inicio del Covid-19 en cuanto al uso de la mascarilla. Cuando menos, se trata de una contradicción que el Govern se felicite por tener la situación controlada; defienda la efectividad del equipo de rastreadores; y constate que los rebrotes se han producido en el ámbito familiar y, en cambio, implemente de forma preventiva una drástica medida que hasta ahora solo se ha anunciado en Cataluña, una comunidad autónoma en una situación que nada tiene que ver con la nuestra, como queda demostrado en el confinamiento de buena parte de la provincia de Lleida.
Objetivo loable y una decisión valiente.
Es de aplaudir que el Govern balear trate de evitar a toda costa que demos pasos atrás en la situación de control de la que hace gala en estos momentos. Y es que sería devastador para la economía de las islas que fuéramos noticia en toda Europa por rebrotes descontrolados y por nuevos confinamientos. Es un tesoro, en estos momentos, aparecer como un destino seguro al que los turistas pueden acudir a disfrutar de sus vacaciones con tranquilidad, lo que, sin duda, está contribuyendo a la lenta reactivación de la economía de Ibiza y Formentera. También merece ser tenida en cuenta la valentía del Govern al tomar esta medida.
¿Medida desproporcionada?
En cualquier caso, nunca sabremos si se trata de una medida desproporcionada obligar a toda la población mayor de seis años a llevar la mascarilla, aun en espacios exteriores donde se esté guardando la distancia de seguridad, ya que no tendremos capacidad para identificar los efectos que habría tenido no tomarla. Lo que sí sabremos, con el paso de los días, es si la nueva medida supondrá un estímulo para atraer a más turismo, tal como defiende el Govern, o bien supondrá un freno. No hay que desdeñar que corremos el riesgo de que el turista interprete, con cierta lógica, que Baleares toma esta medida porque la situación no está tan controlada como decimos.