La Guardia Civil informó ayer que el propietario del kiosko Pirata, en ses Illetes, fue detenido el domingo por un presunto delito de lesiones al favorecer la propagación del coronavirus al no respetar las normas de riesgos laborales. Joan Yern, que además es juez de paz de Formentera desde hace más de 20 años, permitió trabajar a cinco empleados que tenían la obligación de estar aislados después de que dos de ellos hubiesen dado positivo en coronavirus. Varias llamadas al 112 alertaron de que estos empleados seguían trabajando y dieron aviso a las autoridades sanitarias. Desde el 14 de agosto, el kiosko de ses Illetes se encuentra cerrado al público.
Irresponsabilidad.
Realmente cuesta de entender que, después de permanecer dos meses confinados, todavía haya ciudadanos que no sean conscientes de la gravedad de la situación que estamos viviendo. No tiene justificación alguna que un empresario permita trabajar a empleados que deben permanecer en cuarentena, y mucho menos se entiende que se permita que trabajadores que han dado positivo en coronavirus hagan una jornada laboral con total normalidad y que estén en contacto con cientos de clientes. En las últimas horas se ha sabido que de los 45 trabajadores del chiringuito, 15 de ellos han dado positivo en Covid19. Mucho menos se comprende que el empresario detenido sea juez de paz de Formentera, un cargo que obliga a actuar con la máxima responsabilidad y transparencia. Y dar ejemplo.
Episodio muy grave.
La detención del juez de paz de Formentera, que posteriormente fue puesto en libertad, demuestra que la irresponsabilidad de unos pocos pone en riesgo la salud de miles de personas. No es justificable pensar en el bien particular, en mantener abierto un negocio y hacer caja, cuando lo que está en riesgo es la salud de toda la población. Por eso las autoridades deben ser contundentes contra estas actitudes tan graves e irresponsables. Esperemos que este episodio tan grave pueda servir de ejemplo para todos.