Ibiza y Formentera están más aisladas que nunca este invierno por la reducción drástica de vuelos que han decidido las principales aerolíneas debido a la crisis provocada por el coronavirus. Atrás quedaron los inviernos en los que era posible viajar a París o Milán de forma directa y, en el caso de la Península, poder coger un vuelo a Madrid a primera hora de la mañana con más de una aerolínea. En el plano internacional, este invierno no hay vuelos con destinos internacionales de forma directa (algunas aerolíneas sí que prevén retomar ciertos enlaces en épocas navideñas). En el ámbito nacional, precisamente es la conexión con Madrid la que ha experimentado un descenso espectacular respecto al año pasado. En este sentido, el invierno pasado había una media de 42 vuelos semanales y, este invierno, apenas se pueden contar 10.
Enlaces con Madrid.
Tanto las aerolíneas más tradicionales (Iberia y Air Europa) como las low cost Ryanair y Vueling han reducido de manera notable sus conexiones con Madrid. Air Europa espera retomar el enlace con Madrid a partir de la semana que viene, Iberia ha concentrado en Iberia Express sus conexiones y Ryanair ha pasado de ofrecer 14 vuelos de Ibiza a Madrid a la semana en el invierno de 2019 a únicamente dos, operando únicamente los lunes y viernes en horario de mañana y mediodía. A la drástica reducción de vuelos se suma, en paralelo, el espectacular aumento de precio. A menor oferta, precios más elevados. En este sentido, se puede encontrar un trayecto por 300 euros, cifra que se puede llegar a disparar a más de 600 en el caso de que, por una urgencia, tengas que volar a la Península de un día para otro y regresar a los dos días o al día siguiente.
Aislamiento y consecuencias.
La crisis del coronavirus ha impacto de forma espectacular en todos los ámbitos de la vida actual y la aviación general se está viendo muy afectada por la reducción drástica de movimientos a nivel global. Las Pitiusas, como el resto del mundo, se están viendo afectadas por esta crisis de la aviación con una reducción drástica de rutas y frecuencias. El lado positivo de esta situación es que la reducción de movimientos y vuelos implica que la velocidad de transmisión del coronavirus es menor. El lado negativo es que la doble y triple insularidad de Ibiza y Formentera se ven más acentuadas que nunca y, ante una emergencia médica o familiar o personal, salir de las Pitiusas es una auténtica odisea que sale bien caro al bolsillo.