La actitud chulesca del alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, y las amenazas de la concejal de Urbanismo y Deportes, Elena López, recogidas en una entrevista publicada ayer en el Diario de Ibiza en relación al conflicto que ha generado la cesión en exclusiva del estadio Can Misses, el anexo y las pistas de atletismo distan de lo que se espera de unos gobernantes que han de mantenerse neutrales, tratar a todos los administrados por igual y estar centrados en resolver problemas, no en generar nuevos enfrentamientos.
Es del todo inaceptable que la interposición de un legítimo recurso contencioso administrativo por parte del CD Ibiza y del CA Pitiús y las supuestas críticas y faltas de respeto tanto a Ruiz y López como a funcionarios del Patronato a las que hace referencia la regidora puedan suponer «un antes y un después» en el trato que reciben ambas entidades del Ayuntamiento, ya que estamos ante un amenaza que lo único que pretende es amedrentar a quien piensa diferente. Es urgente una aclaración si en realidad no quería enviarse ese mensaje o una rectificación si esta es la respuesta municipal.
El fondo de la cuestión.
Elena López, en lugar de tratar de confundir a la opinión pública aludiendo a argumentos falsos como la falta de recursos públicos por la pandemia para justificar el retraso en la planificación de las instalaciones deportivas, debe centrarse en resolver el fondo de la cuestión: garantizar al CD Ibiza que tendrá un campo en el que jugar, si el de las pistas no está listo en el plazo previsto, y una óptima coexistencia de la actividad de los atletas del CA Pitiús con la de la UD Ibiza y la del CD Ibiza.
El estadio es la solución, no el problema.
Ambas necesidades quedarían resueltas si pudiera disponerse del estadio de Can Misses. Su cesión en exclusiva a la UD Ibiza impide que pueda ser utilizada en caso de necesidad y dificulta un acuerdo satisfactorio entre las partes. El gobierno del Ayuntamiento de Ibiza ha abandonado la neutralidad que se le supone y se ha alineado con una de las partes en conflicto y, por ello, está empecinado en alimentar el enfrentamiento en lugar de en evitarlo. La ciudadanos de Vila no merecen tener unos gobernantes que están demostrando no estar a la altura de ellos ni del éxito deportivo de los equipos de la ciudad y de sus deportistas. El diálogo es la única salida posible a un problema que tiene solución.