La buena noticia es que se ha detenido a uno de los grandes narcotaficantes de nuestro país y, a la vez, se han interceptado cinco toneladas de cocaína que venían directas hacia España para su posterior distribución. Hasta ahí, todo correcto. Un buen golpe policial que eleva a 25.000 kilos la cantidad de ese «oro blanco» incautada en lo que va de año. Una cifra astronómica que nos lleva a preguntarnos cuántos consumidores puede haber a nuestro alrededor.
La mala noticia es que «Sito Miñanco» o José Ramón Prado Bugallo, como se llama en realidad, estaba haciendo de las suyas mientras se encontraba en libertad condicional, al parecer sin la menor vigilancia, y contando con los medios más sofisticados para llevar a cabo una operación impecable en aguas americanas dirigida desde un chalet madrileño. El criminal será puesto a disposición judicial nuevamente, junto con el resto de los detenidos, pero casi se podría apostar por que no cumplirá duras condenas entre rejas, como ocurre con pequeños «camellos» que no hacen sino de enlaces de estos «peces gordos» del negocio de la muerte.
José Ramón Prado se encontraba en libertad condicional desde diciembre de 1998, después de cumplir siete de los veinte años de pena que le impuso la Audiencia Nacional por el tristemente célebre «caso Nécora» y está pendiente de otra sentencia por su participación en otra gran operación de tráfico de drogas. Está claro que algo funciona mal en nuestro sistema judicial, cuando los responsables de un delito tan aterrador como un secuestro "José Barrionuevo, Rafael Vera y compañía" casi ni siquiera tienen que entrar en la cárcel para cumplir los diez años de prisión de la condena y los culpables de que miles de personas se envenenen entran y salen de la cárcel para continuar con sus siniestras actividades.