Quién podía haber previsto las terribles consecuencias de nuestra intervención en la guerra iraquí? Las imágenes inolvidables que los telediarios nos ofrecían el año pasado, de niños y madres destrozados por las bombas aliadas allí, han dado paso a otras semejantes que ocurren aquí mismo, en nuestro país. Hemos descubierto con horror que entre nosotros viven seres inhumanos que no tienen más misión que morir matando, eso sí, a ciudadanos inocentes que nada tienen que ver con sus creencias, locuras o disparates fanáticos.
La situación es delicadísima. España ha pasado a estar en el punto de mira, como antes lo estuvo Estados Unidos. A la masacre del 11-M le ha seguido el intento de atentado del AVE, el suicidio colectivo de Leganés, donde preparaban nuevas masacres y quién sabe qué será lo próximo.
El miedo se está extendiendo entre una población que no pretende sino disfrutar de la vida en la medida de lo posible. Esa carta enviada a un diario madrileño amenazando con convertir España en un infierno es sólo un recordatorio de aquello que decía el vídeo hallado tras el 11-M: que pagaremos con sangre y terror los errores cometidos.
No lo tiene fácil José Luis Rodríguez Zapatero para lidiar este toro. Probablemente su primer consejo de ministros, el próximo 19 de abril, aborde de manera urgente este asunto y quizá ahí se decida cumplir la promesa electoral de retirar a los soldados españoles de Irak.
Pero, por desgracia, no será eso seguramente un freno para los terroristas locos y ciegos que enarbolan la bandera de la religión para justificar sus crímenes. Nuestro país se ha convertido en nido y objetivo de terroristas internacionales y eso, a pesar de los esfuerzos policiales, no será fácil cambiarlo.